Diario de León

Luis Mateo Díez encierra dos libros inéditos en la Caja de las Letras

El escritor y académico leonés deposita en el Instituto Cervantes los cuadernos de notas de la trilogía ‘Los seres desaparecidos’ y el opúsculo ‘Convulsaciones’

DL16P47F2-21-24-17-5.jpg

DL16P47F2-21-24-17-5.jpg

León

Creado:

Actualizado:

Pese a haber creado todo un reino de fabulación, el autor de Celama jamás se imaginó en la vicisitud de «estar encerrado y preservado en una caja fuerte». El escritor y académico leonés Luis Mateo Díez depositó su legado —como han hecho desde 2007 los premios Cervantes que le han precedido— en la Caja de las Letras. En esta nave del tiempo del Instituto Cervantes ocupada por las ‘últimas voluntades’ de escritores, actores, músicos, directores de cine y personalidades del mundo de la cultura, el autor de La ruina del ciel o dejó bajo llave, en la caja 1.106, una herencia excepcional. Dos libros inéditos. El primero, el cuaderno de trabajo de la trilogía Los seres desaparecidos . «No me acuerdo de qué trata», dijo el escritor, que solo desveló que son tres novelas unidas por un núcleo común: «Un viaje al conocimiento de tantos seres extraños que habitan este mundo, con los que convivimos a veces de una forma fantasmal». El autor de La cabeza en llamas utiliza un bloc para cada libro, donde anota ideas previas, nombres de personajes e ideas que le van surgiendo. También depositó el cuaderno de trabajo de El hijo de las cosas , donde está manuscrita con su perfecta caligrafía la frase final de la novela.

Su texto más hondo

Además, dos originales mecanografiados: la primera versión de Los desayunos del café Borenes, y un opúsculo, inédito, titulado Convulsaciones . «Contiene emociones secretas en un verano duro, cuando mi mujer se estaba yendo. Margarita es el vacío mayor de mi vida», confesó el autor de Mis delitos como animal de compañía . «Es uno de los textos más hondos que he escrito en mi vida y más difíciles de comprender para mí mismo». Luis Mateo, en la cámara acorazada del Cervantes, en un edificio de la calle de Alcalá que fue sede de una entidad bancaria, declaró que lo dejaba allí «para olvidarlo». Solo estaban con él seis personas; el resto pudimos seguirlo en directo a través d e la web del Cervantes.

El legado lo completa un texto de su nieta Mónica. La joven explicó que cuando cursaba 4º de la ESO escribió un trabajo donde traslada recuerdos de la vida de su abuela Margarita. Luis Mateo añadió que la primera vez que lloró leyendo algo fue en un desván de posguerra, donde su padre había guardado libros con el sello ‘requisado’ de las escuelas republicanas que iban a ser quemados. «Con este texto de Mónica volví a llorar».

El escritor leonés estuvo acompañado en la cámara acorazada del Instituto Cervantes por el director de esta institución, el poeta Luis García Montero, que se ha declarado devoto lector del escritor lacianiego desde que leyó La fuente de la edad y elogió su galería de personajes, todos perdedores y náufragos. García Montero evocó la trayectoria de Luis Mateo utilizando títulos de sus novelas. También el autor de Las estaciones provinciales estuvo arropado por las profesoras Ángeles Encinar y Natalia Álvarez, el subdirector de Promoción Cultural y Fomento de la Lectura del Ministerio de Cultura, Jesús González, y el escritor Manuel Longares.

Tras el depósito, el Cervantes acogió la presentación del libro Territorios imaginarios, que reúne veinte artículos en los que se analiza la narrativa de Luis Mateo Díez.

tracking