Diario de León

Rosa, cien años de una mujer berciana y rural

La séptima de ocho hermanos, se dedicó al pastoreo de ovejas desde niña; fue poco a la escuela, casi siempre de noche; trabajó de criada y siguió bregando tras casarse con su añorado Jovino

Rosa Terrón Vega en una foto familiar. DL

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Ponferrada

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El año 1924, bisiesto, comenzó con un acontecimiento internacional como fue el fallecimiento de Lenin. El 14 de marzo, en el seno de una familia humilde de la comarca del Bierzo, en Magaz de Arriba, nacía Rosa Terrón Vega. La niña era la séptima de ocho hermanos y su destino estaba escrito por el lugar donde nació. Desde muy pequeña trabaja para colaborar en casa. Por ser de las pequeñas y mujer, se convirtió en la pastora de las ovejas. Cuenta Rosa que la escuela no era para todos los días y recuerda que, por las noches, después de que todas las cosas quedaban hechas, iba a la escuela para aprender a leer, escribir, sumar, restar, multiplicar. En casa aprendió a bordar y tejer.

Su adolescencia estuvo marcada por la guerra de España, a la que rosa siempre hace referencia como «la maldita guerra». El miedo, el sufrimiento de su madre María, graban imágenes en su mente que recordará el resto de su vida. La historia que no siempre se lee en los libros, Rosa la cuenta.

Pasados estos años y para poder ganar un poco de dinero, se traslada a la capital como criada en una casa de familia acomodada de Madrid. Fue algo temporal. Cuando su hermano se embarcó rumbo a América, a Rosa, la pequeña y soltera por entonces, le tocó regresar para cuidar de sus padres que empezaban a ser mayores.

Lo bueno de volver, es que se encontró con Jovino, el que fue su marido durante 53 años. Con él formó su familia. Rosa pasó la vida la pasa trabajando duramente, en el campo, con el ganado, cuidando de su hijas pequeñas, sobre todo cuando para poder hacer una casa su marido tiene que emigrar, como tantos otros que buscaban hacer algo de dinero en suiza.

Rosa Terrón Vega es una mujer rural, estricta en todos sus principios, siempre ocupada y a la que no le gusta que se pierda el tiempo. Es generosa y disciplinada. Mujer del último siglo, anheló estudiar, «lo que a mi me hubiera gustado», repite sin cesar. Pero si algo tiene ahora es conocimiento, el que da la vida después de 100 años.

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