Diario de León

Seis jóvenes con autismo viven con autonomía en una casa supervisada

Independientes. La vivienda de Autismo León está al completo y con gran demanda. Los jóvenes realizan sus tareas y comparten espacios comunes.

Darío Albares, director de la vivienda, ayuda a Jaime y Mateo a tender la ropa. MARÍA FUENTES

León

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«Lo más fácil cuando me trasladé a vivir aquí fue adaptarme a esta casa y lo más difícil superar la muerte de mi padre, que coincidió en el tiempo». Jaime López Santillana tiene 18 años. Fue el primero en llegar a la vivienda supervisada en el centro Pilar Vallez que Autismo León ha abierto en La Lastra. Jaime tiene autismo y vive con otros cinco jóvenes, que se han ido incorporando al recurso en los últimos meses. El último en llegar fue Mateo Ródenas Rubio, de 17 años.

A Mateo le gusta leer. En su tiempo libre se pasa las horas en la sala de lecturas del centro. «Hoy estoy contento y tranquilo», nos repite, pero el director de la vivienda, Darío Albares Cachazo advierte de que no le gusta que le hagan muchas preguntas. En su habitación tiene todo lo que le hace sentir bien. «Papá y mamá me traen muchas cosas cuando vienen». Después de la lectura, lo que más le gusta es cocinar arroz, del que es un gran experto. «Las castañas no me gustan nada», dice.

Las altas capacidades sociales y de comunicación de Jaime lo convierten en un gran apoyo para los cuidadores. «A veces me pongo nervioso y me ayudan a relajarme y me dan masajes». Jaime sonríe. Dice que le gusta el deporte, una actividad que realiza a diario acompañado de sus cuidadores. En su habitación se rodea de lo que más le gusta, como sus peluches y un cuadro de los personajes de la serie Dragon Ball. Y de una bufanda de la Cultural, su equipo favorito, junto al Real Madrid.

Hoy están al cargo de la casa dos profesionales. David Cuadrado y Sandra López se ocupan de supervisar todas las tareas y la armonía en la convivencia. «Los acompañamos en su vida diaria, les ayudamos a hacer sus actividades, siguen una rutina desde que se levantan hasta que se acuestan y les acompañamos para que estén tranquilos».

En la sala de estar Jaime y Sandra juegan una partida de cartas antes de que este joven nos acompañe para enseñarnos, junto al director, las dependencias de la vivienda para personas con autismo. En la casa se han quedado hoy también David Arias y Fernando Mateos. El resto de los usuarios han salido con sus familias a pasar el fin de semana. Este fin de semana Jaime se queda ha quedado en la vivienda. «Me gusta compartir tiempo con los profesionales. El próximo fin de semana me iré con mi familia a Madrid».

Los que pasan este sábado en la casa se incorporan juntos a un taller de cocina para preparar, con Jaime como monitor supervisado por Sandra, un hojaldre con chocolate y galletas.

El fin de semana es para descansar y realizar tareas de ocio. Durante la semana asisten al colegio para estudiar o al centro de día, para realizar talleres y actividades.

La organización

Por toda la casa hay pictogramas e indicaciones. Cada uno tiene una tarea diaria asignada. Hoy Mateo hace la colada y tiende la ropa. La limpieza de la vivienda la realiza una empresa, como la comida diaria, que es de catering. Los chicos comen todos los días en el centro de día y sólo utilizan el comedor de la vivienda durante los fines de semana o para la cena diaria. Los domingos hay desayuno especial.

Por la mañana el reloj suena a las 08.30 horas. «Yo me despierto antes de que vengan a despertarme, en cuanto oigo ruido. Me levanto, me tomo la medicación que me dejan preparada, me quito el corrector de dientes y me voy a desayunar un descafeinado con magdalenas». El desayuno es variado y los cuidadores se ocupan de que los jóvenes coman lo que les gusta «y las frutas y verduras que no les perdonamos para que el desayuno sea completo».

La casa para una vida independiente tiene seis plazas y todas están ocupadas por personas con espectro autista que comparten espacios y exploran una vida independiente supervisados por profesionales, que conviven con ellos las 24 horas del día. Son todos chicos. El espectro autista es una condición que afecta a uno de cada cuatro niños y a una de cada 144 niñas. «Tenemos mucha demanda para entrar, pero todas las plazas están ocupadas, por eso estamos pensando en ampliar». El presidente de Autismo León, José Ángel Crego, ya está pensando en ampliar. «Al principio nos costó estabilizar la plantilla de profesionales que están 24 horas los siete días de la semana conviviendo con los chicos, pero ya está estabilizada».

La vivienda de servicio 272 días al año. «En un futuro», dice Crego, «tendremos que ampliar más habitaciones, pero es algo a largo plazo».

El centro Pilar Vallez está construido en una superficie de 7.000 metros cuadrados cedido por el Ayuntamiento gracias a una donación de 2,5 millones de euros de Melquiades del Valle y Paulina González. El recurso, que consta de centro de día y vivienda, lleva el nombre de la hija de los benefactores.

Matero se relaja leyendo en la sala de lecturas.María Fuentes

Jaime, en su habitación, con sus pertenencias.María Fuentes

Sandra, la cuidadora, y Jaime, dirigen el trabajo en el taller de gastronomía.María Fuentes

Mateo saca la ropa de la lavadora.María Fuentes

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