Diario de León

María Fernández: "He vivido en la calle y lucho por mejorar cada día"

María Fernández

María FernándezFERNANDO OTERO

León

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María Fernández Iglesias se vio atrapada por las adicciones y por la calle. Su vida sigue siendo una historia de superación. Cada minuto, cada día, cada semana busca en su fuerza interior un motivo más para seguir luchando.

María es una superviviente. Con la ayuda de Cáritas, Cruz Roja, los servicios sociales de León, Asociación Simone de Beauvoir para víctimas de violencia de género y trabaja su currículo personal, profesional y emocional para salir adelante.

Se ha enfrentado al desapego de una madre «que nunca me quiso», a una relación tormentosa con sus hijos, con los que no se relaciona, y al maltrato de su pareja que cumple condena por ese motivo y que tiene una orden de alejamiento. «El que tu madre te diga que no vales nada es muy duro». Así comienza el relato de su historia de superación y su viaje vital desde Oviedo, su ciudad natal, Galicia y León. «Del año 1997 al 2002 estuve metida en drogas. Lo pasé muy mal».

María se casó dos veces. «Con mi primer marido tuve a mis dos hijos. Él me enganchó a las drogas. Tomaba cocaína, heroína, pastillas, de todo. Mi marido me maltrataba». Entonces decidió irse a Galicia. «Me volví a casar con un hombre que me quería, me protegía y me cuidaba. Conseguí salir de las drogas con su apoyo y con el de su familia. Durante un tiempo mi hija se vino a vivir con nosotros y todo cambió. Mi hija hizo todo lo posible por romper mi matrimonio. Mi suegra falleció en 2020 y él cambió. Nos vinimos a León y vivimos en la calle. Estábamos sin trabajo y las mujeres no tenemos dónde meternos. Todo lo peor lo viví en la calle. Un día me pegó y lo denuncié. En el juicio rápido me concedieron una orden de alejamiento y protección hasta 2026. Hasta en el juicio me amenazó. En esa etapa tuve apoyo psicológico de Cruz Roja y Cáritas. A pesar de la orden de alejamiento se presentaba en Cáritas para buscarme y se quitaba el dispositivo».

Para María todo empezó a cambiar cuando denunció. «He pasado de todo, pero lo he logrado y aunque caiga en la depresión sé que voy a seguir lográndolo porque tengo mucho apoyo de gente que me quiere, de mujeres como Nacha o Carmen, con las que puedo contar. Cobro la Renta Garantizada y vivo en un piso de alquiler».

Para ampliar sus conocimientos ha realizado en Cáritas un curso de atención sociosanitaria para personas con discapacidad en instituciones. También es cortadora oficial de jamón a cuchillo, curso acreditado por el Sepe (Servicio Público de Empleo), se ha graduado en ESO «que me ha costado muchas lágrimas y sacrificio, pero ya tengo mi título oficial de la Escuela de Adultos firmado por el Rey». Está de baja por una lesión en un brazo y ha pospuesto el comienzo del curso en el que se matriculó de Maquillaje y Estética con una beca que conceden la Junta de Castilla y León y el Gobierno central por ser víctima de violencia de género. Por su experiencia personal, colabora activamente en el proyecto de Participación de Cáritas León.

«El miedo al maltrato no se quita nunca. Ahora estoy otra vez con depresión, pero seguiré adelante, me cueste lo que me cueste».

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