Diario de León

«Ordenadores y móviles copian el modelo cerebral descubierto por Cajal»

Fernando de Castro Soubriet, científico del Instituto Cajal, ofrece una conferencia mañana viernes sobre la 'Escuela de Cajal'

Fernando de Castro Soubriet, en el laboratorio del Instituto Cajal. DL

León

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Fernando de Castro Soubriet, científico del Instituto Cajal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ofrece este viernes la tercera conferencia del ciclo organizado por la Fundación Leonesa Pro Neurociencias y el Instituto de Biomedicina (Ibiomed) de la ULE sobre el legado de Santiago Ramón y Cajal. De Castro trabaja en el conocimiento de la mielinización del sistema nervioso y enfermedades des mielinizantes, como la esclerosis múltiple con distrofia. La conferencia de De Castro sobre la Escuela de Cajal tendrá lugar a las 19.30 horas en la Fundación Sierra Pambley.

—¿Cómo influyó en su trayectoria profesional que su abuelo, Fernando de Castro Rodríguez, formara parte de la Escuela de Cajal?

—Mi abuelo murió antes de que yo naciera. Santiago Ramón y Cajal siempre estuvo muy presente en mi familia. Mi padre no era médico, pero tenía bastante formación científica. Yo me orienté hacia las ciencias por interés propio. Siempre he tenido bastante consciencia de que era un hombre muy importante en la historia de la ciencia.

—¿Cuál es el legado de la Escuela de Cajal?

—Cajal murió en 1934 y el neuroanatómico Rafael Lorente de No, discípulo suyo, en 1990. Ramón y Cajal describe cuando se jubila una escuela propia en 1922, con lo cual está acortada porque sigue con la ciencia durante doce años más de vida. La mayoría son españoles, pero también hay científicos extranjeros. Son los que él considera que continúan con su trabajo, aunque siempre quiso a científicos que siguieran líneas independientes.

—¿Qué líneas de investigación siguieron en su escuela?

—El primero de todos, Jorge Francisco Tello, avanzó en los estudios de neurogénesis y fue el primero en continuar los estudios de degeneración y regeneración. Fue de los primeros en hacer implantes del nervio periférico en el sistema nervioso central e hizo enervaciones específicas de la placa motora. Algunas estructuras del sistema nervioso periférico llevan su nombre. También destacan el hermano pequeño de Santiago, Pedro Ramón y Cajal, y Domingo Sánchez, que era de Salamanca. Los dos trabajaron en neuroanatomía y neurohistología comparada. Estudiaron diferentes estructuras del sistema nervioso en invertebrados, en peces, anfibios, reptiles y aves. Nicolás Achúcarro estudió las células gliales. Se estima que hay entre ocho y diez células de glía por cada neurona del sistema nervioso central. Achúcarro estaba llamado a ser el líder cuando murió Cajal, lo que ocurre es que falleció muy joven y le sustituyó el vallisoletano Pío del Río Hortega, que descubrió dos de los tres tipos fundamentales de células de glía, que es como decir los dos tipos de células fundamentales de todo el sistema nervioso central, lo que le llevó a ser nominado al Nobel en 1929 y 1937, pero no lo consiguió. Río Hortega fue un neurocientífico de primerísima fila y el primero en hacer una clasificación moderna de los cánceres del sistema nervioso central, que es básicamente la misma clasificación que hay ahora, aunque ahora hay biomarcadores más modernos. España estaba en guerra cuando se le propuso para el Nobel. Fernando de Castro, mi abuelo y también de la escuela de Cajal, no estuvo propuesto, pero en 1938 le dan el premio Nobel de Fisiología o Medicina al belga Corneille Jean François Heymans, que había reorientado la zona donde estudiaban los reflejos cardiorrespiratorias. De estudiarlos en el seno carotidio al cuerpo carotídio, gracias a las descripciones de De Castro. Mucha gente discutió si debía haber sido un Nobel compartido, pero no lo puedes compartir si nadie te nomina. De Castro trabajó mucho en el sistema nervioso periférico e hizo el descubrimiento de los primeros quimireceptores arteriales, que son los que detectan los cambios de composición en la sangre, y estudios del arco reflejo. El zaragozano Lorente de No se formó como un gran histólogo del sistema auditivo y después de fundar en España el primer servicio de Otorrinolaringología se fue a EE UU en 1931 y se quedó a trabajar allí hasta que murió. Trabajó la fisiología de la corteza cerebral y la transmisión del impulso nervioso. Fue muy importante porque dominó la fisiología mundial durante quince años y fue propuesto para el Nobel en 1949, 50, 52 y 53. Fue un hombre muy influyente.

—¿Cuál fue el papel de Lorente de No en el desarrollo de los ordenadores actuales?

—Participó en un proyecto paralelo al Proyecto Manhattan de desarrollo de armas nucleares durante la Segunda Guerra Mundial. Necesitaban generar máquinas de cálculo rápidas y eficaces, pensaron en el cerebro humano, que está constantemente corrigiendo errores y mejorando resultados, aunque no nos demos cuenta. Pensaron que el que mejor conocía el cerebro era Cajal, pero ya estaba muerto, con lo cual contaron con Lorente de No, que estaba en EE UU y había hecho descubrimientos muy importantes de circuitos de retroalimentación de sistemas biológicos. Los diseños cibernéticos trasladan el modelo de la neurociencia y de la estructura del cerebro descubierta por Cajal a los ordenadores y teléfonos móviles actuales.

—¿Lorente de No estuvo en el Proyecto Manhattan?

—No exactamente. El Proyecto Manhattan tuvo muchos trabajos paralelos. Necesitaban generar unas máquinas de cálculo y exacto más rápidas que las que había entonces. En esos diseños, que luego se llamó la arquitectura Von Neumann, que es en la que se basan todos los ordenadores modernos, se reclutó a una serie de expertos que se llamaron Los Cibernéticos, y uno de ellos fue Lorente de No, que era el único neuroanatómico y neurofisiólogo. Había ingenieros, psicólogos y filósofos.

—Cajal dejó una escuela de posibles Nobel.

—Futuros candidatos pasaron por el laboratorio de Río Ortega, como Wilder Penfield, el neurocirujano más importante del siglo XX. Vino desde Oxford a aprender las técnicas de Cajal, como otros muchos. Siempre consideró que su paso por Madrid fue fundamental para desarrollar su trabajo para localizar las funciones motoras y sensoriales en determinadas zonas de la corteza cerebral. También fue candidato al Nobel. Otro Nobel que pasó por el laboratorio de Cajal para aprender las técnicas de histología fue Howard Florey, que consiguió el galardón junto a Alexander Fleming y Ernst Chain en 1945.

—¡Cuánto Nobel a partir de Cajal!

—Media docena, tres de ellos españoles: Río Hortega, De Castro y Lorente de No. Severo Ochoa quiso trabajar con Río Hortega, pero no había sitio en la laboratorio y empezó con la bioquímica y fisiología.

—¿Ha habido alguna escuela tan fructífera?

—Es la única reconocida por la Unesco como Escuela Científica. En el mundo de la biomedicina hay gente que incluye la escuela de Pasteur en Francia. Pasteur no pudo ser premio Nobel porque se murió antes. Un requisito de los Nobel es estar vivo, pero tres de sus discípulos sí lo fueron. Ahí hubo un interés de todas las instituciones francesas para que así fuera, algo que en España nunca sabemos exactamente cómo funciona.

Escuela Científica

«La escuela de Ramón y Cajal es la única reconocida por la Unesco como científica»
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