Diario de León

El compás que marca la felicidad

Una asignatura de inteligencia emocional para personas mayores de 50 años aprovecha los acentos del cante jondo como herramientas para manejar las emociones

El cantaor Iván Centenillo, en clase de flamenco para las emociones en Granada. MIGUEL ÁNGEL MOLINA

Publicado por
María Ruiz
Granada

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La relación de palos flamencos, desde la soleá a las alegrías, sirve para marcar el compás de la felicidad gracias a una asignatura de inteligencia emocional para mayores de 50 años, una propuesta que aprovecha los acentos del cante jondo para brindar herramientas con las que manejar las emociones.

Es una clase pero podría parecer un tablao flamenco, una propuesta en la que el trabajo social, la psicología, la música y el arte se arrancan para presentar un espectáculo con mucho aje.

Alrededor de 250 alumnos, algunos ‘repetidores’, han convertido la asignatura Inteligencia emocional para la vida del Aula Permanente de Formación Abierta de la Universidad de Granada (UGR) en la más demandada, incluso por encima de esa que descubre los secretos de la Alhambra.

«Ofrecemos herramientas para ser más felices manejando las emociones». Así resume el contenido de la asignatura el profesor y psicólogo José Luis Cabezas, director de Acción Solidaria e Intergeneracional de la UGR y coordinador de esta propuesta pedagógica.

Cabezas explica que la asignatura, destinada a mayores de 50 años con inquietud y ganas de aprender, presenta la vida como una especie de plato combinado lleno de «cosas» y enseña a identificar cada ingrediente para trabajar la autoestima, las habilidades sociales o la motivación con sesiones dispares. Y en ese objetivo no está solo, ya que al toque le acompañan artistas como el roquero Pepe Olmedo o el cantaor Iván Centenillo, Saeta de Oro en 2022 y reciente pregonero del Día de la Cruz de Granada, que ha convertido a los alumnos en el mejor cuadro flamenco para zapatearle a la vida.

«Centenillo se encarga de presentar los palos flamencos por su vinculación con las emociones y sirve para analizarlas, reconocerlas y presentar herramientas que nos ayuden a saber qué hacer con eso que sentimos», explica Cabezas, que recalca que los ejercicios de ritmo sirven para salir de una moción y activar un plan.

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