Diario de León

La mujer que hace cima controlando su diabetes

En Ponferrada. Susana Ruíz Mostazo fue diagnosticada con diabetes a los 11 años. Veinte años después empezó a hacer montañismo. Ahora lo cuenta. El sábado presenta en Ponferrada sus libros ‘Los sueños no tienen cima’ y ‘111 historias de personas con diabetes’ con Ambi.

La autora de ‘Los sueños no tienen cima’ en una de sus expediciones. DL

León

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Susana tiene 11 años. Está asustada, encerrada en el box de un hospital. No entiende qué ocurre a su alrededor y todo es muy raro. Hasta que un médico anuncia a la familia que tiene diabetes. Entonces, su vida vuelve a comenzar con la insulina como compañera inseparable.

Veinte años después, la navarra Susana Ruíz Mostazo se convirtió en montañera y ha coronado cimas como el Kilimanjaro, de 5.895 metros de altitud, o el Meru, de 4.566; ha alcanzado el campamento base del Everest; el monte Elbrús en Rusia (5.642 metros), la cresta más alta de Marruecos, el Tubqal, y el Sáhara.

La pandemia paró las expediciones que la intrépida montañera compartía con Carlos, su marido, siempre preparada con su kit para controlar la diabetes. Decidió poner negro sobre blanco sus experiencias y hacer visible «que con las diabetes se pueden hacer muchas cosas y cumplir nuestros sueños mientras controlemos nuestra diabetes».

Los sueños no tienen cima, libro que presenta este sábado en Ponferrada, «e s el relato de alguien que decidió torcer el brazo al destino y adaptar la enfermedad a su vida», comenta. La montañera, de la mano de la asociación Ambi Bierzo, presenta también sus 111 historias de personas que viven con diabetes . Perritos con diabetes y perros de alerta médica forman parte de estas historias.

En estos libros no solo cuenta sus hazañas. Ha querido compartir la vida de 111 personas con diabetes a las que ha entrevistado para reflejar las distintas formas de vivir con esta enfermedad que, hoy por hoy, es incurable.

Susana no solo cuenta sus hazañas. Ha querido compartir la vida de 111 personas con diabetes a las que ha entrevistado para reflejar las distintas formas de vivir con esta enfermedad que, hoy por hoy, es incurable. La diabetes puede ser de tipo 1, como la que tiene Susana, que requiere la inyección de insulina; o la mellitus o tipo 2, que se caracteriza por la hiperglucemia.

Susana Ruíz, que actualmente vive en Bilbao, ha colaborado con la Asociación Adile en alguna actividad de montaña como una subida a La Guiana en 2016. Desde que fue diagnosticada con diabetes ha recorrido senderos cada vez más comprometidos, entrenando a la vez su

diabetes.

«En la montaña, a la vez que haces actividad física entrenas el control de tu enfermedad». Las dosis de insulina, las galletas que tiene que comer y «saber improvisar» cuando hace falta ayudan a convertirse en una persona autosuficiente frente a los desafíos que plantea la vida con diabetes.

Susana Ruíz durante la subida a La Guiana en 2016. dl

Susana Ruíz «ascendió su primer collado cuando leyó Mi diabetes y yo estando en el hospital Virgen del Camino de Pamplona», comentan Marta Cid y Guillermo Escribano en el prólogo de Los sueños no tienen cima . Cada día está más convencida de que las montañas «son más bellas desde lejos», que «quizá no tengamos ni por qué subirlas, que están ahí para las que contemplemos y hacernos saber que están ahí, observándonos con superioridad».

Desafíos sanitarios

«Falta investigación, educación diabetológica y cambios en los protocolos sanitarios»

Sin embargo, defiende la utilidad de subir montañas. «Para mí, no hay más utilidad en lo que hacemos cada día que sentirnos vivos. Por eso considero que subir montañas es de la máxima utilidad, porque te hace sentir», admite. Su reto, señala, no era sentir que llegaba a la cima. «Para mí, la conquista era otra; era la lucha contra una enfermedad crónica», subraya.

Conocer cómo afrontan la enfermedad personas que ha conocido a lo largo de las charlas que ofrece han sido otras tantas lecciones de vida que ha querido compartir en su segundo libro. «Muchas son personas que conocí de niños y se han hecho adultas», explica. Todas las historias tienen vivencias que son enseñanzas, pero una de las que más le ha impactado es la de Pepe, de Córdoba. «Su historia es como un viaje al pasado de la diabetes y un ejemplo de cómo este hombre se adaptó a las nuevas tecnologías», cuenta la autora.

En la época en que Pepe fue diagnosticado «no había glucómetros, todo se hacía por la orina o las sensaciones del cuerpo. La gente apenas podía comer cosas como un puñado de acelgas...»,

«Hasta hace cien años, cuando Banting y Best descubrieron la insulina, la gente se moría de diabetes sin más», añade. «Yo misma he visto la evolución en estos treinta años». Los glucómetros y la flexibilidad en las comidas son algunas de las cosas más visibles.

Con los bercianos de Adile al finalizar la excursión a La Guiana.dl

«Falta investigación y educación diabetológica, sobre todo en la diabetes tipo 2», señala. Además, reclama cambios en los protocolos sanitarios, que considera arcaicos. «Hay sitios donde no sabe usar el sensor o monitor continuo de la glucosa», lamenta.Susana Ruíz está el sábado 18 en el Ecobar Coherencia (calle Tras el Ayuntamiento) a las 12.00 horas.

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