VILLABLINO
El desafío de soplar 106 velas
La lacianiega Josefa Gonzalez celebró su cumpleaños rodeada de familia y amigos en la residencia El Valle de Villablino

Josefacelebra su cumpleaños.
Cumplir años siempre es un motivo de fiesta y de alegría. Que la esperanza de vida cada vez está más alta es un hecho comprobado, pero pasar de los 100 años no es un objetivo fácil, aunque siempre existen excepciones y si no que se lo pregunten a Josefa González Rodríguez, que ayer cumplió 106 años de vida.
Esta cumpleañera nació en el pueblo lacianiego de Robles de 1919, siendo la hermana mayor de cuatro hijos del matrimonio formado por Bernardo y María. Su padre era de Mansilla de las Mulas y su madre era de la citada pedanía lacianiega. Aunque con el paso del tiempo, los miembros de esta unidad familiar fueron falleciendo y tan sólo ha quedado Josefa.
Una niña que se convirtió en mujer, y que se casó a la edad de 25 años con Laurentino, el cual era minero de profesión. Tal y como marca la tradición contrajeron matrimonio en el pueblo de la novia, teniendo en cuenta los años en los que la juventud se casaba en esa época, Josefa ya había elegido el matrimonio a una edad tardía, aunque a día de hoy, sería una de las mujeres que contraían matrimonio a una edad temprana. Con el paso del tiempo, llegaron los hijos, un total de cuatro: Adela, Tano, Marisa y Emilio. Con los años, la familia aumenta y llegan los nietos, un total de cinco y un biznieto.
Una mujer que se dedicó a ser ama de casa «en esos años que iba a hacer», explica Josefa y además contaba con ganadería, «de eso trabaje mucho», y es que el refrán dice que el trabajo es salud, algo que Josefa afirma que debe ser verdad y por eso «llegué a esta edad» bromea.
Una lacianiega que recuerda que su vida la dedicó a trabajar, aunque también habla de cuando pasaba tiempo con sus hijos en la braña de Robles de merienda, y las historias y juegos que le contaba a sus nietos. Uno de los momentos más dificiles fue cuando quedó viuda, en el año 1981, aunque estuvo arropada por su familia.
Una mujer que, a pesar de los años, todavía mantiene intacta su memoria y una buena salud, tanto que hasta los 104 años pudo vivir en su domicilio habitual. Sin embargo, una rotura de cadera, por segunda vez, la deja sin poder caminar. Actualmente, se encuentra en la residencia El Valle de Villablino, donde comparte habitación con Emilia Oveja, que en breve cumplirá 108 años.
Josefa recuerda que siempre fue una mujer muy activa, que incluso en la vejez, con 99 años salía a caminar todos los días por la ruta verde, desde Villablino hasta el pueblo de Caboalles de Abajo, y entre sus consejos recomienda caminar, hacer deporte y mantenerse activo. Una larga vida, que Josefa siempre ha tenido en cuenta que «se debe ser buena persona y hacer el bien» algo que siempre ha aconsejado a sus familiares y amigos, recordando que ella siempre ayudó a sus vecinos. Aunque entre sus mayores preocupaciones ahora está «no dar quehacer a mis hijos» y reconoce que pasar de 100 años es todo un logro.
Un día especial para Josefa que sopló las velas rodeada de sus familiares y compañeros de residencia, mientras que los lacianiegos se alegran por contar entre sus vecinos con una mujer un poco más que centenaria y las felicitaciones incluso le han llegado a través de las redes.