INVESTIGACIÓN GANADERA
La leonesa que investiga nuevas dietas para ovejas
Pilar de Frutos, científica del Instituto de Ganadería de Montaña del CSIC-ULE en Grulleros, estudia alimentos que no compiten con humanos

Pilar de Frutos en una de las praderas del IGM CSIC-ULE con un hatajo de ovejas de la finca de investigación de Grulleros.
Las pieles de los frutos secos, al igual que los desechos del brócoli o el puerro y los insectos son algunas de las fuentes alternativas de alimentación que la leonesa Pilar de Frutos investiga en el departamento de Nutrición y Producción de Herbívoros del Instituto de Ganadería de Montaña CSIC-ULE de Grulleros (León).
Esta reconocida científica y doctora en Veterinaria con más de veinticinco años de trayectoria lidera también una investigación sobre la resiliencia de los animales para adaptarse a desafíos como el cambio climático, escasez de cereales o altos precios en contextos como los ocurridos con el grano a raíz de la guerra en Ucrania.
«La resiliencia es la capacidad de un animal para hacer frente a desafíos y ser capaz de volver a la situación normal en poco tiempo», explica. «Se busca que las ganaderías que tengan que afrontar determinados escenarios como desnutrición por el cambio climático o las consecuencias de una guerra sobre los mercados, como ha ocurrido con los granos con Ucrania, que se dispararon los precios, puedan afrontar estos desafíos», añade De Frutos.
Este estudio sobre resiliencia, que ha contado con dos proyectos europeos y uno de la Agencia Estatal de Investigación, se realiza en cooperación con el grupo de Sanidad, que dirige Julio Benavides, para que «los animales puedan resistir» ante enfermedades emergentes y no suceda como ha ocurrido con la fiebre hemorrágica bovina que «arrasó con toda la cabaña contagiada», aclara la investigadora.
«Nuestra parte es analizar los cambios en la respuesta inmunitaria debido a cambios en la alimentación. Nos interesan estos cambios no a nivel genético, sino epigenético para saber cómo las células aprenden a mejorar sin modificar la genética», apunta Benavides.
La resiliencia es un aspecto crítico para la viabilidad de las explotaciones. «Si en un rebaño de ovejas baja la producción lechera por una enfermedad o por la alimentación el impacto en la economía ganadera es muy fuerte», señala.
Para obtener conclusiones, el trabajo se ha realizado con dos dietas diferentes para dos grupos de animales. Se partía de la idea de que las grasas Omeha n3 (en alimentos como el lino) mejoraría la respuesta inmunitaria de los animales, pero se ha visto que las grasas Omega n6 (aceite de girasol, soja) «también podrían ser buenos, aunque aún no hay resultados definitivos». De momento, no responden peor que los Omega n3.

Pilar de Frutos con la doctoranda Esther Barrio en la finca de Grulleros del IGM CSIC-ULE.
El estudio avanza también con una tesis doctoral que realiza la bióloga leonesa Esther Barrio sobre la resiliencia del ganado ovino en la leche. «La idea final es realizar una selección genética de los animales» para mejorar la producción lechera, principalmente de la ganadería ovina, la más importante en Castilla y León.
En cuanto a los estudios sobres residuos agroalimentarios, se trata de «sustituir parte del maíz por pieles o cáscaras de los frutos secos», apunta Pilar de Frutos. En Sicilia, en el marco de una de sus estancias internacionales, la investigadora ha trabajado con el aprovechamiento de las cáscaras del pistacho.
Este residuo, que tiene un coste para las empresas productores, se puede transformar en un alimento equivalente a forraje rico en taninos. «En Sicilia hemos hecho pruebas en corderos de crecimiento y en León, en nuestro centro de Grulleros, lo hacemos «in vitro», simulando en laboratorio el proceso digestivo, sobre todo en el rúmen», comenta. Este tipo de trabajo tiene impacto en la promoción del conocimiento al aportar datos más específicos.

Pilar de Frutos y Julio Benavides en una de las salas de investigación.
«Introducir pieles en la dieta de los animales abarata su coste y sustituye un alimento que entra en competencia con la dieta humana», apostilla. Se busca equilibrar el binomio feed (alimentación animal) food (alimentación humana). Además del pistacho, se aprovechan restos de brócoli, almendras, avellanas, puerros... Lo que tienen que determinar las investigaciones es «en qué porcentaje se puede introducir».

Ovejas en el Instituto de Ganadería de Montaña del CSIC-ULE en Grulleros.
Por último, los insectos se estudian como otra fuente alternativa de alimentación en esa idea feed-food de que la dieta animal no entre en competencia o reste alimentos a la humana.
Este centro de investigación de primera línea, con 69 personas empleadas y adscritas, entre CSIC y ULE, es un ejemplo de que la ciencia de alto nivel se puede hacer en el medio rural. Y en este caso, «se debe» hacer en el medio rural. El IGM, que tiene también apoyo de Fundos, se encuentra en Grulleros en una finca con pastos y naves acondicionadas que perteneció a María Sánchez Miñambres, donde se garantiza el bienestar animal tanto en el cuidado diario como en las investigaciones y se reporta conocimiento en beneficio del sector ganadero. El centro cuenta con tres departamentos.

Una sala de investigación del Instituto de Ganadería de Montaña.
Pilar de Frutos, nacida en Portilla de la Reina, está en el ránking de las científicas más citadas en Schollar Google que ha seleccionado a casi 10.000 investigadoras por el impacto de sus publicaciones, en su caso con 6.867 citas en febrero de 2025.
Pilar de Frutos es una científica activa en el campo de la divulgación de la ciencia entre las niñas y participa en el programa del CSIC sobre Mujeres en la Ciencia mediante el que se da a conocer las aportaciones de las científicas y se desmontan los estereotipos de género en ciencia.

El edificio de oficinas del IGM CSIC-ULE en Grulleros.