Diario de León

El consumo regular y variado de frutos representa la base del equilibrio dietético

¿Más fruta en verano? Sí, gracias

Aporta agua, vitaminas, fibra y ayuda a prevenir muchas enfermedades

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Y. C. Alvarez - león
León

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Por todos es conocido que la fruta es el postre por excelencia, que forma parte de la dieta mediterránea y que su consumo regular representa la base del equilibrio dietético. Sin embargo, los cambios de los hábitos alimenticios de la sociedad actual han provocado que en los últimos años haya ido perdiendo terreno. Aunque la fruta fresca conserva mejor sus propiedades, es difícil conseguirla fuera de temporada y la que llega a nuestras mesas ha sido mantenida en cámaras frigoríficas hasta su salida al mercado. No obstante, mantiene sus cualidades y sigue siendo recomendable su consumo. Si bien está indicada para todas las edades, no debe faltar en la dieta de niños (previene el sobrepeso), ancianos (aumenta el movimiento intestinal y evita la deshidratación), ni embarazadas (por su aporte de vitaminas). Además, distintos estudios concluyen afirmando que su consumo evita el estreñimiento y la diverticulosis, sirve como complemento en procesos carenciales, previene contra el cáncer (colon, próstata) y otras enfermedades (arteriosclerosis, diabetes), y hasta puede convertirse en una ayuda para quienes quieren dejar de fumar. Igualmente, se ha comprobado que en las personas que toman diariamente fruta fresca, el índice de mortalidad por infarto se reduce en más del 20%. ¿Qué aporta la fruta? Además de tener pocas calorías, la fruta aporta al organismo agua, minerales, vitaminas y fibra, dependiendo del tipo que sea y del grado de maduración. Es un remedio contra la sed ya que, dependiendo de la pulpa que contenga, la cantidad de agua oscila entre el 80 y el 90% (melón, sandía, naranja, melocotón). Además, contiene ácidos, colorantes y sustancias aromáticas que potencian su poder refrescante y proporcionan el sabor característico. Así, en las manzanas predomina el ácido málico, en las naranjas, mandarinas y limones, el cítrico y, en las uvas, el tartárico. Su contenido en hidratos de carbono, especialmente glucosa, fructosa y sacarosa puede oscilar entre el 5% (fresas, melón, sandía) y el 20% (plátano). La fruta también contiene alrededor del 2% de fibra dietética, especialmente en la piel (debe lavarse escrupulosamente antes de ingerirla), que favorece la digestión, ayuda a controlar el estreñimiento y evita la absorción de grasas. En cuanto al aporte vitamínico, tiene vitamina C (cítricos, fresa, manzana, kiwi), vitamina A (albaricoque, ciruela), pequeñas cantidades de vitamina E y algunas del complejo B. Al igual que las verduras, las frutas son ricas en sales minerales (potasio, magnesio, hierro y calcio), esenciales para aumentar la masa ósea, especialmente durante el crecimiento. El potasio es el más importante, siendo el plátano el que más cantidad aporta, aunque también está presente en albaricoque, melocotón, ciruela o cereza. En la parte comestible de las frutas, la cantidad de proteínas y grasas es escasa aunque abundan en las semillas de algunas de ellas. Así, mientras en las primeras oscila entre el 0,1 y el 1,5%, las grasas pueden alcanzar entre el 0,1 y el 0,5%.

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