El Dalai Lama

GRAN escándalo: ninguna autoridad oficial ha recibido al Dalai Lama en su breve visita a España. En cuanto se supo la noticia empezaron las conjeturas. La hipótesis más aceptada ha sido que el Gobierno ha cedido a las presiones de China, cuyo régimen despótico está enfrentado con el budismo tibetano desde que el Pekín comunista invadió el Tíbet hace ya más de medio siglo. El Dalai Lama es líder espiritual y también político del Tíbet, y vive en el exilio dando vueltas al mundo en defensa de su justa causa. De hecho, la Embajada china se ha apresurado a agradecer al Gobierno español que no haya recibido oficialmente al Dalai Lama, lo que parece confirmar la sospecha. Pero, por lo visto, la cosa no es tan sencilla, porque resulta que el Ministerio de Asuntos Exteriores ha hecho saber que no se ha recibido ninguna comunicación en el sentido de que el viaje del Dalai Lama a España sea oficial y, en consecuencia, tampoco se ha producido ninguna petición de ser recibido por nuestras autoridades. Por su parte, el director general de Asuntos Religiosos ha dicho en Radio Intereconomía que en el Ministerio de Justicia tampoco se ha recibido ninguna petición en este sentido, lo que significa que el viaje del Dalai Lama es estrictamente privado, y en tal condición se ha desarrollado normalmente; nuestro visitante ha realizado las entrevistas que tenía previstas, ha dado una conferencia en el Club Siglo XXI, se ha reunido con los periodistas, y ha hecho todo lo que tenía por conveniente hacer. Las autoridades españolas, ¿podían hacer oficialmente otra cosa? Si llega un visitante en viaje privado y no avisa a nadie (eso se llama «estrictamente privado», porque hay también viajes «privados» que sí se avisan oficialmente, pero éste, no), se interpreta como un deseo implícito, pero claro, del visitante de no traspasar ese ámbito netamente particular. En cuanto a la nota de la Embajada china, a lo que suena es a que ha aprovechado que el Pisuerga pasa por Valladolid para ponerse al frente de la manifestación. Por otra parte, no me parece muy congruente con el perfil del Dalai Lama el que haya buscado provocar un conflicto con su venida a España. Más bien parece lógico pensar que es cosa de esos entusiastas de buscarle las cosquillas al Gobierno. Y más en período preelectoral. En fin; a ver si lo pasamos y volvemos a usar la cabeza para algo distinto de embestir.