Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER

Madrid se quema

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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LA COPLA se refería concretamente a París y se aplicaba cuando según los más perspicaces del lugar anunciaban quebraderos de muchas cabezas, en la Ciudad Luz, tierra de Juana de Arco, de Napoleón y de otros muchos personajes que además no eran ni siquiera parisinos. Pero la Ciudad que ahora parece estar en mayor peligro de parecer en la hoguera es Madrid, rompeolas de todas las Españas habidas y por haber, aunque el prócer catalán en línea prefiera Andorra. Y es que en estos días, en estas horas, en estos últimos minutos de las elecciones para la selección de la Presidencia de su Asamblea, el CIS, o sea el Centro de Investigaciones Sociológicas se ha decidido a adelantar que triunfará en la importante contienda, de manera total, absoluta e irremediable, la candidata del Partido Popular, dejando al candidato de la parte contraria, el socialista señor Simancas, para vestir santos. Esa un decir, pero bastante gráfico. Se mencionan porcentajes tan significativos entre los unos y los otros, que el resto no saben ya a qué atenerse... Si a esta situación de alto riesgo, se suma el hecho, verdaderamente impropio de una persona educada en los jesuitas, de que el Excmo. Sr. Don Mariano Rajoy, que va para Jefe del Gobierno de Don José María Aznar, no quiere entablar ninguna clase de debate o cuestionamiento político con nuestro infatigable si que también gravemente amenazado Don José Luis Rodríguez Zapatero, tendremos razón para sentirnos todos seriamente amenazados. En un intento desesperado por romper este cinturón de castigad gubernamental, el señor Zapatero presentó o lo intenta, aunque nosotros no se lo aconsejaríamos, una proposición de Ley por la cual se imponga la obligatoriedad de las entrevistas entre las partes; de los debates entre los partidos; y de las visitas comunes. Porque es la forma, dicen, de «mejorar la calidad de vida política». Doña Ana Mato, coordinadora de Organización de los Pepes, desdeñó la sugerencia, declarando que se trata de una cortina de humo. ¡Y tampoco es eso! Todo ello y más está contribuyendo a que los españolitos de infantería no sepan todavía a qué candidato quedarse, ni qué puede ser de nosotros todos si efectivamente en vez de París, arde Madrid. No faltaría quien incluso antes de terminar la lectura de este parte de guerra, nos aconseje a nosotros que en lugar de fijar nuestra atención y nuestras investigaciones más o menos críticas en lo que pueda suceder en Madrid, con doña Esperanza y Don Rafael, elevemos nuestro periscopio para conocer cómo se tramitan los asuntos de los regadíos y la oportuna pérdida de la voz del Señor Alcalde Constitucional de León, en cual no podrá, pese a que se había prometido lo contrario, recibir al ex Señor Amilivia para informarle sobre lo de la integración del tren, que en verdad nadie sabe en qué situación se encuentra ni si nos sucederá lo que con la Academia famosa para pilotos de combate. No, desde luego no vamos a ser nosotros los que aconsejemos al señor Rajoy ni al señor Fernández que reciban a sus solicitadores y que practiquen con ellos, para bien de España y adorno de las ciudades respectivas, conversaciones, pláticas y debates, como tampoco nos consideramos obligados a meter baza cuando García Márquez nos descubrió que el coronel no tenía quien le escribiera. Allá cada uno con la educación que hayan recibido

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