Diario de León

El paisanaje

Veinticinco años y que dure

Publicado por
Antonio Núñez
León

Creado:

Actualizado:

ESPAÑA celebró ayer el veinticinco aniversario de la Constitución con solemnes discursos en los que todo el mundo se felicitaba de convivir, al fin, en paz y libertad, algo que no se conocía en este país desde hace dos siglos (antes tampoco, entre otras cosas porque ni siquiera había constituciones). En consecuencia y haciendo honor al tradicional sentido de la chapuza que caracteriza al español, todos los partidos proponen cambiarla. Menos el PP, pero cuando no tenga mayorías absolutas no le va a quedar más remedio que tragar. Curiosa manera de apreciar y conservar las cosas bien hechas. Es hasta cierto punto normal que los partidos nacionalistas vascos, catalanes o gallegos quieran reescribir en letra chica su propia carta magna, porque toda su ideología se resume en eso y de otra forma no tendrían razón de ser. Aunque no se comprenda muy bien cómo esperan compaginar tal cosa con el euro y todo lo que ello implica: nada menos que la unificación de Europa, donde los pueblos y los estados son cada vez menos independientes en lo que más les duele, que es la cartera. No parece probable que los vascos vayan a inventar ahora el txapelo como moneda autóctona, que los del Bloque Gallego pongan en circulación billetes de uno, diez o cien percebes, aunque sin duda estarían más cotizados en Navidad que el dólar, o que los catalanes quieran resucitar la vieja y entrañable peseta, la cual, si bien parezca mentira, tiene origen catalán y debe su nombre a la lengura de la tierra de Pujol, como diminutivo de la palabra «pieza», que valía menos que el peso castellano. Allá cada cual con sus dineros. Lo que ya resulta más difícil de entender es que se apunten a la nueva movida constitucional partidos de larga tradición, vocación e ideologías sin fronteras. En «La internacional», versión comunista, la primera estrofa del himno arranca con un «arriba parias de la tierra/en pie famélica legión...», que en la discografía socialista se traduce por «arriba los pobres del mundo/en pie los esclavos sin pan...». Pero, que se sepa, la música es la misma. Y debe suponerse también que ser paria o pobre abre el mismo apetido en cualquier parte, desde la Pampa y la China hasta lo que aquí se conoce por comunidades periféricas, que están a tiro de piedra.. Si el vasco de IU, Madrazo, distingue entre desheredados con chapela y maquetos apoyando las tesis del PNV, allá se las componga Gaspar Llamazares, que tiene unas cuantas «células» del viejo Partido Comunista extraviadas, ojalá que no sean neuronas. Y, si el socialista catalán Maragall hace lo propio en Barcelona, diferenciando igualmente entre proletarios de barretina y charnegos -ni una gota de agua en el trasvase del Ebro para los de Murcia- es que a Zapatero le va a salir, como mínimo, un forúnculo. El feliz aniversario de la Constitución ha dejado también en León algunas «perlas» difíciles de engarzar. El secretario regional de IU y castellanoleonés por más señas, José Luis Conde, ha propuesto a los suyos una reforma constitucional para convertir España en un «estado federal de libre adhesión», a fin de que «la autonomía de Castilla y León esté en las mismas condiciones que Cataluña y el País Vasco», palabras textuales y así como suena. No especificó, en cambio, si la futura Constitución debe reconocerle igualmente a su pueblo, el derecho a una salida al mar, como la tienen Pujol y Arzallus. Pero todo se andará. La otra perla de la reforma constitucional es la que Rodríguez Zapatero quiere introducir personalmente en el trabajoso encaje de bolillos y artículos de la Ley de Leyes que hace veinticinco años tanto costó tejer: igualdad de derechos de varones y mujeres... en la sucesión a la Corona. Y, hombre, igualdad sí pero para todos, incluídos los mozos y mozas que no se apelliden Borbón o Borbona, sino Pérez a secas, pongamos por caso para acceder a la Zarzuela. Nadie quiere quedarse atrás a la hora de proponer ideas peregrinas en precampaña electoral. Y lo de peregrinas se dice porque todos aspiran a apañar el voto itinerante en los próximos comisios entre tanta, lejana y tan dispersa autonomía. Los hay que se conforman con el que va de Santurce a Bilbao, como Arzallus, y los hay que quieren dar la vuelta a España, geografía accidentada donde las haya, como el equipo social-ciclista de Rodríguez Zapatero. Es lo que comentaban ayer en la tasca de la esquina dos veteranos y venerables socialistas, uno partidario de don Indalecio Prieto, el otro de don Julián Besteiro y ambos excombatientes del bando republicano mientras apartaban a escote para el café los últimos céntimos de la pensión: «Oye ¿tú no crees que esto es cosa, más bien, de los de derechas?».

tracking