Diario de León

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FUERA SÍMBOLOS religiosos en escuelas y establecimientos públicos del estado laico. Un comité de ciudadanos con pedigrí convocado por la república francesa emitió este dictamen. La razón les asiste. La hipocresía, también: se han acordado de echar de clase al crucifijo impuesto sólo cuando el fundamentalismo islámico se acogió al mismo derecho y coló en el paisaje educativo todas las veladuras del Corán. Empieza a inquietar a los franceses tanto velo islámico en las aulas en un país que ha ido engordando en población musulmana hasta el temor y para desterrarlo han tenido que renunciar y desclavar la cruz y el dogma que hasta ahora no parecían incomodar su sentido común y civil. Desnudar las cabezas de algunas les exige desvestir la pared propia. Antes no vieron tal necesidad, pero ahora hay que podarles los símbolos al otro. Así que en las Francias y las Galias pela barbas el vecino y por aquí nadie remoja aún la pelambre. Es que nosotros no somos así, te dicen, no tenemos ese problema. Espera, sin embargo, a que aumente la inmigración musulmana. Cuando levanten un mezquita en La Bañeza, hablamos (si lo permiten las voces que para entonces estará sembrando en todo foro el señor Quintín y la asociación pro defensa de la cruz en las aulas y del cristazo al moro). Considérese atinada la medida de erradicar simbologías religiosas del ámbito público. Estupendo. Pero ¿de qué religiones hablamos? En una sociedad secularizada no sólo hay iglesias y confesiones. El dinero, por ejemplo, es hoy la principal religión de los países desarrollados y tiene unos signos externos que se exhiben con obscenidad insultante (uniforme de distinción en los colegios ricos, alarde de ropas caras que orillan al pobre, liturgia de coches, ostentación de clase). La violencia y su estética es hoy iglesia con muchos catecúmenos que acuden a clase atacados de simbología fascista o vestidos de guerra con atuendo militar como si fueran ferreterías de la muerte. Religión es también el cuerpo y la codiciada guapura que desuella fortunas en quirófanos. ¿Y el deporte? ¿Hay mayor religión hoy? Iván y Vanesa no creen en el ángel de la guarda y pasan de misas, pero le rezan a Behckam y un estadio es su catedral. Lógicamente, van a clase con la camiseta de sus ídolos y han canonizado el patadón.

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