Una víctima del pederasta belga pide a su madre que no asista al juicio
La joven Laetitia Delhez, que estuvo seis días secuestrada por Marc Dutroux, declaró ayer en el juicio que se sigue contra el presunto asesino y pederasta, en una sesión de gran emotividad como la vivida con la declaración de Sabine Dardenne. De hecho, Delhez ha pedido a su madre, Patricia Martin, que no asista a la sesión en la que relatará su cautiverio, después de que no pudiera resistir la dureza de la declaración de Dardenne durante la que se indispuso y tuvo que ser ingresada en un hospital, al igual que el padre de An Marchal, una de las jóvenes asesinadas. «Me lo pide (que no asista) porque soy su madre y porque quiere evitar que vuelva a vivir estos momentos horribles», explicó a la agencia Belga la madre de Laetitia. Uno de los testigos clave en el juicio contra el presunto pederasta y asesino Marc Dutroux, la joven Laetitia Delhez, reiteró ayer en su primera declaración ante su secuestrador y violador el testimonio que involucra al empresario bruselense Michel Nihoul. En su declaración ante el Tribunal de Arlon (sur de Bélgica) que juzga a Dutroux y tres supuestos compinches, entre ellos Nihoul, Laetitia reiteró haber escuchado al inicio de su secuestro tres conversaciones telefónicas. Cuarto acusado En la última de ellas, le oyó dirigirse a un tal Jean-Michel, nombre que coincide con el cuarto acusado, en torno al cual ha girado hasta ahora la sospecha de la existencia de una red pederasta a la que Dutroux suministraba niñas. La joven Laetitia, secuestrada por Dutroux y Michel Lelievre, otro de los acusados, el 9 de agosto de 1996, recordó ante el tribunal que, apenas unos días después, en la tercera conversación escuchó a Dutroux pronunciar el nombre de Jean-Michel y decir que «todo ha ido bien». Laetitia, que tenía 14 años cuando ocurrieron los hechos, prefirió declarar sin prestar juramento por no sentirse capaz de hablar «sin odio ni miedo», y rechazó perdonar a Dutroux y su ex mujer Michelle Martin cuando le pidieron disculpas. «No quiero escuchar vuestros lamentos. El mal está hecho y es bastante tarde. ¿De acuerdo?», dijo la joven dirigiéndose a los acusados.