Una paellada en los boxes

El Moto Club Bañezano celebra este año el quincuagésimo aniversario de su fundación y la conmemoración de etiqueta -la de principios de año, con gran una cena y presencia de autoridades, directivos de federaciones, deportistas y todo tipo de parafernalia y protocolo- ha dado paso a una paellada: una idea sencilla con la que la entidad pretendía reunir a la mayor parte de sus 2.060 socios. Lo original de la idea del Moto Club Bañezano es que pocas veces -en La Bañeza no, desde luego- se ha organizado un acto de estas características, en un circuito de motocross (el de La Salgada), en el que la improvisada cocina fueron los boxes de la instalación, el mismo lugar donde se preparan las máquinas que disputan célebres pruebas de categoría nacional. El Moto Club contó con las donaciones de Legumbres Luengo, Embutidos Rodríguez, Confitería Conrado y del Hostal Vermar para preparar paella (100 kilos de arroz, 50 de ternera, otros tantos de pollo, 30 de mejillones...), chorizo al vino y postre para mil personas y de manera gratuita, pero el acto fue una celebración en familia, en la que el buen tiempo acompañó, hasta el punto que uno de los mejores sitios para comer fue a la sombra de la torre de control de La Salgada, habida cuenta de que son pocos los árboles que hay en las instalaciones. Premio a la amistad El presidente del Moto Club Bañezano, José Luis Falagán, se comprometió a organizar esta paellada para todos los socios, pero, en especial, para aquellos que no pudieron asistir a la gran cena de enero. Como se ha indicado, fue un acto para los de casa: muchos de ellos son los mismos que arriman el hombro para que todo esté listo a finales de este mes y del que viene para que La Bañeza se llene de motos y moteros con las prueba de los campeonatos de Castilla y León y de España. Comida en familia a cuyos prolegómenos acudió el alcalde de La Bañeza, el socialista José Miguel Palazuelo, y en la que participó su homólogo de Santa Elena de Jamuz, Jorge Fernández, que, con su mujer, estrena matrimonio. En La Salgada no sonó ayer el motor de las motos, ni hubo saltos espectaculares y el único as de la velocidad presente fue Pepín Sanmillán -ganador del Gran Premio Ciudad de La Bañeza en la categoría de Clásicas en cuatro ocasiones-, que vino como amigo. Pero hubo un premio a la amistad -con corona de limón, laurel de perejil y un 50 escrito con pimientos, como se ve en la foto-, que es lo que queda y lo que importa.