Diario de León

Entrevista | John Elphus S.

«Aunque mi padre es rey vine a España a jugar a fútbol»

Ser hijo de un monarca de un país africano no va a librar a este delantero, recién adoptado por un club de Regional Preferente, de las patadas que se reciben en el área

Publicado por
Ruth Novoa - redacción
León

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Devoto del fútbol y casi tímido, John Elphus S. es uno de los fichajes que ha hecho el Ponte esta temporada. Al equipo le pone un punto exótico. Tras el jugador hay una historia. La del joven nigeriano que dejó su país por la pelota y llegó a España por culpa de una mujer. La del príncipe que pasó de palacio, por decirlo de algún modo, y prefirió saltar al césped europeo. Y es que es hijo de un rey de este país africano. Sin ánimo de ser una réplica del ex deportivista Rufai (que compartía con él eso de pertenecer a una familia real nigeriana) afronta su aventura con ilusión y ya con algún gol en su marcador personal, a pesar de no ser titular. Ahora, lejos de los fastos de la corte nigeriana de su padre, vive en Orense. Del fútbol, como siempre quiso. Modesto pese a su origen, asegura que no le gusta alardear de su condición de príncipe. -¿Cómo llegó al fútbol español? -En un viaje, hace unos años, conocí a la que hoy es mi mujer y desde el pasado mes de marzo vivo en Orense. Vine pensando en jugar porque era lo que hacía en Nigeria. -¿Por qué España y no otros países con potencial futbolístico como Italia o Gran Bretaña? -Empecé a jugar en el Cristal Academy, en Nigeria, y ya entonces soñaba con venir a Europa. Pero quizás me atraía más el juego de España, que es más fuerte. -¿Qué tal la liga y, en general, la adaptación a un nuevo equipo, un nuevo país y una nueva vida? -Me gusta mucho la gente del equipo. Por ejemplo, el presidente es muy bueno conmigo y también todo el cuerpo técnico. En el equipo somos, en realidad, veintitantos hermanos. No tengo ningún problema de integración por venir de África. Con el idioma sí, algunas dificultades, pero mis compañeros están aprendiendo inglés. La verdad es que aquí estoy feliz. -¿Qué prefiere, la Selección española de fútbol o la nigeriana? -Por supuesto, la nigeriana. La española también es buena, pero amo mi país y mi selección. Ropa, zapatos y mujeres -¿Qué conocía de España cuando vivía en Nigeria? -Sabía que había muy buena ropa, muy buenos zapatos y que las mujeres españolas eran todas muy guapas. Y por supuesto, el fútbol y los equipos como el Dépor y el Madrid. -¿Cómo se adapta un nigeriano al estilo de vida español? - Me encanta la comida española y la gente, su carácter. -¿Podría establecer alguna similitud entre Nigeria y España? -Al igual que aquí, allí se le da mucha importancia a la familia. Existe un gran respeto en este sentido. En España, como en Nigeria, las familias son muy grandes y se convive mucho. -¿Qué opinó su familia de que se buscara la vida, en lo futbolístico, en España? -Ellos confían mucho en mí. Piensan que puedo llegar lejos y están contentos con mi decisión. Me animan y están felices de que esté aquí. -Así que tienen las preocupaciones de una familia normal, aunque sea real. -Mi padre es rey. Tiene un montón de mujeres, trece. No es como aquí, que sólo hay un rey. En Nigeria hay cerca de cuarenta, en distintas zonas geográficas. En este caso, Kosofe, en Lagos. Un montón de hermanos -No preferían que se quedara a asumir algunas obligaciones. -Mi padre tiene un montón de hijos y muchos prefirieron quedarse allí mientras que yo opté por venir a jugar al fútbol. -¿Es de valientes buscarse la vida en el fútbol europeo renunciando a una existencia más fácil, de príncipe? -Mi familia tiene una posición muy buena y yo podría vivir muy bien, tranquilo, en mi país. Pero decidí intentarlo con el fútbol y, más allá, vivir una vida diferente. -¿Le cuesta bromas en el vestuario ser hijo de un rey? -No me gusta ir diciendo que soy príncipe. La primera vez que los compañeros del equipo vinieron a mi casa vieron una foto oficial de mi padre, vestido de rey, y me preguntaron qué significaba, así que tuve que contárselo. Aún así prefiero estar callado y no decirlo.

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