El aeropuerto de León

ESTÁ CLARO: Nuestro Aeropuerto, en el que habíamos puesto todas o casi todas nuestras esperanzas, no funciona. Alguien está poniendo obstáculos para que los servicios previstos para el transporte aéreo de León, capital de una provincia extensa y viajera, tenga que resignarse. Quién o quienes pueden ser los responsables de esta situación se desconoce, aunque todas las señales indican claramente que la solución bien pudiera estar en los dispositivos técnicos y legales que mueve AENA. Cuando el presunto viajero se le sugiere la idea de que antes de navegar por el aire y para el aire, se entere bien de cuales pueden ser las dificultades que le pueden asaltar en su aventura aérea, lo primero que al parecer debe realizar es acudir a los servicios de información de la dicha AENA solicitando cuales pueden ser lo medios de que pueda valerse para hacer uso de un servicio que, cuando menos en teoría, esta debe estar, plenamente a su disposición, sea cual fuere el signo de la compañía de vuelo. Esto no parece ser así cuando una compañía de nombre «Lagun-Air» pone el grito en el cielo, o sea donde no se le permite poner sus aviones y hasta momentos de función meramente de adecuación de los medios disponibles, como pueden ser hangares, pista de despegue o servicios de limpieza, las misteriosas fuerzas que manipulan poderes, lícitas ocupaciones y actividades legales, lo impiden, lo dificultan y consiguen que unos medios de superación económica de León se vea, sensiblemente dificultados hasta el extremo de promover la severa llamada de atención de la Cámara Oficial de Comercio e Industria para que a través de quien corresponda, (que nunca se sabe quién es, salvo que AENA pueda disponer de la información precisa) elimine todas aquellas dificultades que impiden el normal desarrollo del servicio de transporte aéreo que León tanto necesita. El Círculo Empresarial Leonés (CEL) se ha apresurado a exponer al público cual es la situación que desactiva un servicio peculiar y necesario y exige a las autoridades competentes, que se supone que tendrán los mismos deseos que la Cámara de Comercio, que adopten las decisiones oportunas para que el desarrollo del aeropuerto de León cumpla la misión para la cual fue promovido y tutelado. Todos comprendemos las exigencias y necesidades y necesidades de todas y cada una de las empresas destinadas al mantenimiento del servicio de la Aviación, incluidos las de AENA y las de Lagun-Air. Y todos deseamos lo mejor para ellas y también para nosotros. Cuando la Diputación tenía al parecer una cierta influencia a través de su sociedad representativa el Aeropuerto parecía disponer de influencia y de responsabilidad. Ahora, cuando se manifiestan dificultades inexplicables que atentan contra el desenvolvimiento técnico y económico de León parecen como si todos los poderes se hubieran disipado. Menos al de AENA, que según se asegura ofrece muy escasas muestras de favorecer el futuro del Aeropuerto de León. No sería correcto que nosotros, diéramos las pistas que los unos y los otros deben seguir para enderezar el entuerto de un servicio público que no puede servir al público, porque investigadores tienen los Organismos pertinentes que sabrán donde está la quiebra del sistema y que es lo que corresponde hacer para que León. -¡coña!- tenga un Aeropuerto como el de Villanubla, por poner un ejemplo.