Diario de León

El tsunami zarandeó la Tierra

El planeta fue como una pelota en manos del terremoto asiático. Su bravura hizo a la Tierra más redonda, desplazó 2,5 centímetros el Polo Norte e hizo el día más corto

Publicado por
Marta D. Brawn - redacción
León

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Parece increíble, pero el devastador maremoto del sureste asiático cambió ligeramente la forma del Planeta, ha restado casi tres microsegundos a la duración del día y ha trasladado unos centímetros la ubicación geográfica del Polo Norte. Hasta ahora sabíamos que la isla de Sumatra, situada a 250 kilómetros del epicentro, se desplazó 30 metros; pero pocos imaginaban que el planeta entero también sufriría cambios. Pero los sufrió. Tal fue la embestida (8,9 en la escala Richter), que según los cálculos de los científicos de la Nasa, la situación del Polo Norte cambió en unos 2,5 centímetros, con dirección 145 grados de Longitud Este; es decir, más o menos hacia la isla de Guam, en el Océano Pacífico. Claro que no hay de qué preocuparse. Los expertos le quitan hierro, lo cuentan como anécdota y así lo explican: «todos los terremotos tienen efectos sobre la rotación de la Tierra y normalmente suelen ser inapreciables». De hecho, el eje de la Tierra no es estable, sino que reacciona a la influencia gravitatoria del Sol y la Luna como una peonza que gira y cuya rotación está distorsionada por una fuerza externa. Pero también es cierto que en el caso del maremoto ocurrido el pasado diciembre en el sureste asiático, el cuarto mayor en cien años, las consecuencias «sí se manifestaron notablemente». Los responsables de la investigación, el doctor Benjamin Fong Chao, del Goddard Space Flight Center de la Nasa, y Richard Gross, del Jet Propulsion Laboratory, acaban de informar de esos cambios a partir de los cálculos obtenidos de sus trabajos, que aún deber ser medidos por sensores espaciales. Duración del día Sin llegar tan lejos, los expertos ya pueden asegurar que el terremoto afectó a la forma de la Tierra, en el sentido de que ésta es ahora algo más redonda, y asimismo, se redujo la duración del día en un tiempo de 2,68 microsegundos (la millonésima parte del segundo). Según los cálculos de los científicos, la Tierra gira ahora más rápido que lo que lo hacía hasta ahora, y eso es debido a la leve modificación de su forma, que es ahora algo más lisa en los polos y más abombada en el Ecuador. Si echamos la vista atrás, las grandes catástrofes que padeció la humanidad también ocasionaron variaciones geográficas. Así, el último gran terremoto acaecido en Chile (1960) desplazó el paisaje 20 metros, y otro fuerte sismo registrado en Alaska en 1964 hizo levantarse islas, y se encontraron bancos de ostras a 12 metros por encima del nivel de las mareas. El sismo registrado en la isla de Guadalupe, el 21 de noviembre pasado, de una magnitud de 6.3 grados en la escala de Richter, y el maremoto consecutivo desplazaron el fondo del océano unas decenas de centímetros. Pero ahora estamos ante un sismo más de mil veces más fuerte que el de Guadalupe y, naturalmente, tales catástrofes irradian suficiente energía para dar un impulso a la Tierra. También es cierto que el maremoto no es el único fenómeno natural que puede provocar un cambio. Las variaciones de las masas atmosféricas, los volcanes y los ciclos de la vegetación también pueden hacer alterar la dirección y la velocidad de rotación del planeta. El tsunami zarandeó la Tierra El planeta fue como una pelota en manos del terremoto asiático. Su bravura hizo a la Tierra más redonda, desplazó 2,5 centímetros el Polo Norte y redujo la duración del día Parece increíble, pero el devastador maremoto del sureste asiático cambió ligeramente la forma del Planeta, ha restado casi tres microsegundos a la duración del día y ha trasladado unos centímetros la ubicación geográfica del Polo Norte. Hasta ahora sabíamos que la isla de Sumatra, situada a 250 kilómetros del epicentro, se desplazó 30 metros; pero pocos imaginaban que el planeta entero también sufriría cambios. Pero los sufrió. Tal fue la embestida (8,9 en la escala Richter), que según los cálculos de los científicos de la NASA, la situación del Polo Norte cambió en unos 2,5 centímetros, con dirección 145 grados de Longitud Este; es decir, más o menos hacia la isla de Guam, en el Océano Pacífico. Claro que no hay de qué preocuparse. Los expertos le quitan hierro, lo cuentan como anécdota y así lo explican: «te lo hacía hasta ahora, y eso es debido a la leve modificación de su forma, que es ahora algo más lisa en los polos y más abombada en el Ecuador. Si echamos la vista atrás, las grandes catástrofes que padeció la humanidad también ocasionaron variaciones geográficas. Así, el último gran terremoto acaecido en Chile (1960) desplazó el paisaje 20 metros, y otro fuerte sismo registrado en Alaska en 1964 hizo levantarse islas, y se encontraron bancos de ostras a 12 metros por encima del nivel de las mareas. El sismo registrado en la isla de Guadalupe, el 21 de noviembre pasado, de una magnitud de 6.3 grados en la escala de Richter, y el maremoto consecutivo desplazaron el fondo del océano unas decenas de centímetros. Pero ahora estamos ante un sismo más de mil veces más fuerte que el de Guadalupe y, naturalmente, tales catástrofes irradian suficiente energía para dar un impulso a la Tierra. También es cierto que el maremoto no es el único fenómeno natural que puede provocar un cambio. Las variaciones de las masas atmosféricas, los volcanes y los ciclos de la vegetación también pueden hacer alterar la dirección y la velocidad de rotación del planeta.

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