Descanse en pez

En las inmediaciones de la Plaza de San Marcelo, se aprecian todavía los últimos efectos del carnaval. Están muy logrados los trajes de esta comparsa de ocho, todos de color naranja y con gorrita... ¡Ah, no! Son la gente de Protección Civil. Ya se sabe lo que pasa de noche con los gatos: que están todos en casa, porque con tres grados escasos en el termómetro, a ver quien es el guapo que anda por la calle haciendo el tonto. Bajo el Ayuntamiento viejo y nuevo (antes, porque era donde se cortaba el bacalao, ahora, porque es donde han montado lo del entierro de la sardina, y en un futuro cercano, porque será donde se constatará que ya está todo el pescado vendido) un centenar escaso de personas aguardan a que comience el asunto. Parece como cuando la gente fue a recibir al Ademar por ganar la Copa Asobal, pero en triste, y todos de negro. Con lo bonito que quedaban los gorros de Papa Noel aquel día... Con el retraso obligado El cortejo fúnebre empieza a moverse un cuarto de hora tarde. Será la primera vez que se organiza, pero ya tiene los vicios de toda la vida. Encabezan la comitiva Lolo y Óscar Chamorro. Uno, ex concejal de la UPL y dibujante (no se sabe cuál de las dos profesiones será de más risa) y el otro ex locutor de Cadena 40 y ahora cazurrín de vocación. El alto, con el sombrero de copa, es como Juan Tamarit pero si varita mágica (en las manos al menos). El bajo, peluca renacentista en ristre, corre el riesgo de llevarse unos azotes cuando su madre se entere de cómo se viste por las noches (la de ayer, que otras veces, ya es cosa suya). En el resto de la comitiva, poco más. Hay un obispo, pero no era el de verdad, y entonces, como que la cosa pierde un poco. (Ojo que viene pronto Semana Santa, y el que sale en esas procesiones es auténtico, no vaya a ser que haya bromistas). También está Cristina Gómez, la concejala de Juventud y Fiestas -muy propio ello, la verdad- que se coloca a la derecha del ataud, pero sin pensarlo, y ya los que vienen detrás, no tienen mucha historia, porque sólo se dedican a hacer como que lloran, pero cada dos por tres les vienen unas carcajadas terribles cuando se miran entre ellos. Parece lo del día que Lagun Air dijo que se marchaba del aeropuerto. Y lo demás ya es asunto de ir al Grano. A la Plaza donde luego dan vino y sardinas para cerrar el tema, que como es gratis, siempre se apunta el personal. Además, hay que ir acostumbrando el estómago, que desde mañana, el fin de semana empieza con pescado. Amén.