Preparados, listos y atrevidos

Diez diseñadores jóvenes cerraron la 41 edición de la Pasarela Cibeles dejando el listón alto. Fue el día más concurrido de las cuatro jornadas del salón madrileño, lo que demuestra que la renovación interesa. Saben coser, aprovechan la herencia del pasado y la reconvierten cada cual a su manera. Abrió un sobrio y atrevido David Delfín, con una colección inspirada en el circo, y cerraron los peleteros José Luis Aznárez y Olga Ríos, un sector que encuentra por primera vez lugar propio en Cibeles. Y es que el textil y la piel cada vez se mezclan más, se dan la mano. El que llegara a la pasarela con el escándalo de las modelos tapadas con una capucha fue premiado un año después y hoy es un modisto ensamblado al engranaje comercial. La elegancia de Juanjo Oliva, que juega con lana blanca y negra o de espiga para apuestas cálidas y sencillas, triunfó en Cibeles. La sastrería sigue siendo el punto fuerte del alicantino Antonio Alvarado. El mallorquín José Miró dice mirar al gótico, especialmente en sus vestidos de noche, con aplicaciones de lamé dorado y bordado. Rocabert también jugó con el dorado para rematar con pequeñas tiras doradas sus creaciones más destacadas. Jorge Vázquez volvió a demostrar buen gusto en su sofisticada y elegante apuesta con detalles como las plumas de oca, lentejuelas, azabaches y cristales. El bilbaíno Carlos Díez Diez prefirió mostrar sus capas murciélago. Hubo espacio también para una polémica que se abre paso aunque todavía falte un tiempo... Dentro de seis meses, cuando en las pasarelas internacionales se presenten las colecciones de primavera-verano de 2006, las de Madrid y Barcelona coincidirán en sus calendarios. Las modelos más prestigiosas deberán elegir la próxima temporada entre una y otra pasarela, si se mantienen los calendarios.