León, el País de las Maravillas

Por aquí, un miembro de la Guardia Real Británica hace de la Catedral un recodo supuesto de Buckingham Palace. Por allá, Toro Sentado reluce en oro y plata como recién sacado de la Plaza del Parque. Al fondo, Don Quijote y Sancho Panza han cruzado La Mancha huyendo (sabe Dios si de incendios y calores) para aposentarse a la vera del Palacio de los Guzmanes. Y todo, en medio de la calle Ancha, convertida en museo improvisado a los ojos de los paseantes festivos. Ahora que la feria es de sensaciones ópticas, que las atracciones se fueron al extrarradio, la celebración tiene un segundo para dejar volar la imaginación. Y la chavalería lo agradece más que las gotas refrescantes que alivian el calor de la tarde. Ya es verano, ya es San Juan.