Diario de León

Ratzinger cerró su viaje a Alemania con una misa a la que acudieron un millón de personas

El Papa critica a quienes utilizan la religión como producto de consumo

El Pontífice advierte a los católicos que la libertad no significa «gozar de la vida»

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El Papa criticó ayer en Colonia a quienes utilizan la religión como producto de consumo, denunció el «bum de lo religioso» y recomendó a los participantes en las Jornadas Mundiales de la Juventud que participen de manera activa en la vida de la Iglesia. La mañana en Marienfield amaneció fría y con niebla, y los miles de jóvenes que habían pasado la noche allí se despertaron animados en sus sacos. Como en la vigilia, Benedicto XVI llegó en el papamóvil pasando entre la muchedumbre que lo aclamaba, mientras él saludaba feliz. En el altar, improvisó su discurso para recordar la filosofía de su viaje: el diálogo entre religiones y generaciones. La misa contó con la participación de jóvenes de todo el mundo, y en ella el Papa se dirigió a los asistentes. La homilía, en cinco idiomas, entre ellos el español, fue interrumpida por aplausos en varias ocasiones. La libertad Benedicto XVI trazó la línea a seguir en la vida de todos los días y en la fe. «Libertad no quiere decir gozar de la vida, sino orientarse según la medida de la verdad y el bien», dijo el Papa mientras destacaba la importancia de la eucaristía como momento de tranforma-ción interna «La eucaristía debe ser el centro de vuestra vida», subrayó el Pontífice. Ratzinger también denunció el peligro de que la religión se convierta en un producto de consumo si cada cual escoge de ella «aquello que le place», y recomendó a los jóvenes católicos que sigan el catecismo. También les instó a participar de manera activa en los movimientos y comunidades religiosas de la Iglesia, así como a trabajar como voluntarios. Una vez finalizada la misa, dirigió la oración del Ángelus y mandó un saludo en nueve idiomas. La próxima reunión de los jóvenes tendrá lugar en Sidney, en el 2008. La organización australiana comenzará desde ahora a trabajar en unas reuniones promovidas por Juan Pablo II, pero que a Benedicto XVI no acaban de convencerle. De todas formas, el baño de masas seguramente ha sido de su agrado, ya que durante la misa se le vio relajado y feliz. Aunque algunos echen de menos el carisma del Papa Wojtila, muchos jóvenes ayer destacaban el poder de su palabra: «Se le entiende y el mensaje llega», decían entusiasmados algunos de los jóvenes que acudieron a Colonia.

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