Entre amigo y enemigo

Como en otros asuntos, la tramitación parlamentaria de la LOE ha situado al Gobierno entre dos fuegos, aunque uno sea amigo y el otro enemigo. El ejemplo paradigmático es la asignatura de Religión. El PP quiere que la educación religiosa sea obligatoria para todos los alumnos, en sus dos vertientes, confesional y no confesional, y que su nota cuente en el expediente académico, tal y como decía la Ley de Calidad del Ejecutivo de Aznar, que no acabó de entrar en vigor. Los socialistas pretenden que las cosas se queden como estaban: Religión para el alumno que la quiera, pero su calificación no cuenta para pasar curso ni para conseguir una beca. Los socios del Gobierno, ERC e IU -que promueve una campaña bajo el lema La educación a las escuelas y la religión a las iglesias - defienden que la religión no se imparta en las escuelas públicas. Gaspar Llamazares exigió ayer al Gobierno que no ceda al «chantaje» de lo que denominó «coalición entre las sotanas y la furia del PP», que busca la «rendición» de la izquierda. Tanto ERC como IU han presentado enmiendas a la LOE en el Congreso, donde debe ser aprobada por mayoría absoluta. Descartado el acuerdo con el PP, que está sacando importantes réditos electorales de su oposición frontal al Gobierno, queda por ver cómo -y a cambio de qué- lograrán convencer los socialistas a sus socios, tanto en la cuestión de la religión como en otros puntos fundamentales de la LOE.