Diario de León

La mona que dejó de fumar

«Ai Ai», una chimpancé de 27 años de edad, dejó de fumar después de mantener el vicio durante 16, aunque nadie en China, donde vive, explica cómo lo consiguió

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Alba Díaz Pachín - león
León

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¿Es usted uno de esos que están intentando dejar de fumar, preparándose para la ley antitabaco? ¿Le gustaría dejarlo pero no acaba de encontrar un estímulo suficiente? No se preocupe, yo le voy a dar uno imbatible. Ai Ai , una china de 27 años, ha dejado de fumar después de mantener el vicio durante 16. ¿No le parece suficiente? Bueno, se me ha olvidado decir que Ai Ai es un chimpancé hembra. Y ha conseguido dejar de fumar, al parecer con la ayuda de sus cuidadores. La verdad es que la historia de Ai Ai es fabulosa. La mona empezó a fumar en 1989, aunque las noticias que llegan de China no explican cómo. Eso sí, la causa de su inicio en el infierno del tabaco fue la muerte de su compañero, aunque el vicio se disparó, según la agencia oficial china de noticias, con el fallecimiento del segundo, en 1997, y la partida de su hija hacia un lejano zoológico. Ahí se disparó su consumo de cigarrillos. Tanto que su salud se deterioraba a ojos vista y sus cuidadores en el Safari Quinling decidieron ayudarla a abandonar el vicio. Lo primero fue establecer un programa de actividades que tuviera a la mona entretenida durante la mayor parte del día: paseos tras el desayuno, música pop a través de los auriculares después de comer y gimnasia al acabar de cenar. Además le han dado más y mejor comida, añadiendo al arroz y los plátanos raviolis y comida frita. Cuentan los cuidadores que, los primeros días, la pobre Ai Ai se volvía loca buscando cigarrillos, pero que ahora ya se encuentra mucho mejor. Así que, ya saben, si una chimpancé ha podido dejar el vicio después de tantos años, ¿no van a poder ustedes? Y hoy también les cuento otra boda, que las bodas son una cosa muy bonita, aunque yo no acabe de ser nunca la protagonista (todo llegará). La de hoy es más rara que un perro verde. Se ha casado Eugenia Tymoshenko, ciudadana ucraniana y, más concretamente, hija de la ex primera ministra de esa república, con un individuo que mete miedo, al menos en esta foto. Y es que el novio es el líder de una banda de heavy metal (que me perdonen los aficionados por mi ignorancia) llamada Death Valley Screamers. Él se llama Sean Carr y, al parecer, aunque no vende mucho en el Reino Unido, ha hecho carrera en Ucrania, un país que, desde la revolución naranja, entroniza lo occidental. Dicen que ella se quedó prendada de la larga melena y el esplendoroso tatuaje del cantante y lo inundó con mensajes de texto al móvil y que él la invitó a un festival heavy. De ahí a la boda, un paso, aunque a la dimisionaria primera ministra su yerno no le hiciera mucho tilín. Ahora les doy cuenta de un pique entre modelos. Bueno, más bien entre Heather Mills , la mujer de Paul McCartney , y Cindy Crawford , Naomi Campbell y Linda Evangelista, que, según parece, ya no quieren volver a figurar en las campañas de denuncia contra la explotación de animales para el uso comercial de su piel. Heather las llama hipócritas y dice que han vendido su alma al comercio de pieles. Desde que iniciaron aquella famosa campaña en la que sustentaban el lema «Prefiero ir desnuda que vestir pieles» han ocurrido muchas cosas, entre otras que las modelos han firmado suculentos contratos con firmas que usan piel o se han dejado fotografiar con carísimos abrigos. Pobre Heather; ¿de verdad creía que el corazoncito de las top model supura algo que no sea dinero? Ya saben que las separaciones y divorcios suelen proporcionar apetitosas ofertas inmobiliarias. Pues bueno, no es el caso de Brad Pitt y Jennifer Aniston, que acaban de poner a la venta su mansión de Beverly Hills. La pareja compró su chabolita por 13,5 millones y ahora la ha puesto a la venta por 28. Claro que también le hicieron algunas reformas que los tasadores consideran lujos asiáticos.

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