«Mi sueño, la llegada del AVE»

Su vida está estrechamente ligada a los raíles. A las 4.00 horas del miércoles se subió a la locomotora y llegó a León por la mañana. Felicidad González, esposa e hija de ferroviarios, lleva más de un cuarto de siglo trabajando en Renfe. Durante estos 26 años siempre ha conducido máquinas, el que transportó ayer hasta León tenía 550 metros de largo y más de 900 toneladas de peso. Felicidad llegó al mundo ferroviario en 1980, «de casualidad». «Acabé el COU y como no quería estudiar una carrera universitaria decidí presentarme a unas oposiciones y bajo el consejo de mi padre aprobé las de la Renfe», aclara. Aquellas fueron las primeras oposiciones que la entidad ferroviaria ofertó a personal civil. Tradicionalmente, los conductores de Renfe siempre han sido hombres y en la actualidad, en León sólo trabajan cuatro mujeres en este puesto, de los 92 conductores totales. Felicidad asegura que su trabajo es «muy complicado», generalmente transporta mercancías, en los vagones de ayer, mercancías peligrosas, contenedores y carga general. «Me gusta estar en la línea y trabajar con los trenes, no valgo para estar en una oficina, soy incapaz de adaptarme a un trabajo monótono», declara. Felicidad González siempre ha compaginado su trabajo con la educación y el cuidado de sus dos hijas, ambas han optado por la vía que su madre deshechó de joven, estudiar una carrera. Del pasado al futuro En el pasado, asegura que en algún momento surgieron dificultades a la hora de conciliar su vida laboral con la familiar. Tenía poco más de 20 años cuando tuvo a sus dos hijas y por aquel entonces era muy complicado acceder a los permisos de maternidad. «Aquellos fueron momentos duros, pero nunca me he visto realizando otro trabajo». Durante toda una vida conducida por las vías del tren, Felicidad González ha ido constatando la evolución de la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles. «El desarrollo de la entidad ha sido constante, tanto a nivel tecnológico como laboral», apunta la conductora leonesa y añade que las relaciones con sus compañeros siempre han estado marcadas por la profesionalidad. «Uno de mis sueños es ver cómo el tren de alta velocidad llega a León. Las mejoras y el avance que traerá a la ciudad serán considerables», declara Felicidad. Mañana, después del descanso, volverá a subirse a su locomotora para continuar su trabajo: llevar un mercancías a donde sea necesario.