Diario de León

Un testamento novelado próximo al Vaticano limpia la imagen de Judas

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Íñigo Domínguez - roma
León

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La Iglesia se acaba de embarcar en una curiosa operación literaria sin precedentes: prestar uno de sus mayores expertos bíblicos, el teólogo australiano Francis J. Moloney, para dar un marchamo de legitimidad y erudición oficial a una novela, que sigue la estela del Código Da Vinci de Brown, firmada por el autor británico de superventas Jeffrey Archer. Nada menos que El Evangelio de Judas -así, con todas las letras-, un relato de la vida de Jesús «a través de los ojos» del apóstol peor afamado. Lo más llamativo es que el libro le saca la cara y, con el respaldo de Moloney, rompe los tópicos más consagrados: Judas no habría traicionado a Jesús, no cobró 30 monedas por sus servicios y tampoco se suicidó. Algunos pasajes no son más que ilaciones fantasiosas plausibles, útiles para la novela, pero otros aplican conclusiones comúnmente aceptadas por los teólogos. «Algunos episodios que pueden dejar perplejo son fruto de la ferviente imaginación de Archer, pero todos han sido atentamente examinados a la luz de documentos históricos, ninguno es imposible», explicó Moloney. Creyentes sin fisuras Las licencias parten del mismo autor, un supuesto hijo de Judas llamado Benjamín -de hecho el nombre de Archer y Moloney no aparece en la portada-, que habría resumido la historia de Jesús que le ha contado su padre antes de morir. El libro, puesto a la venta en ocho lenguas y publicado en España por la editorial Umbriel, es una iniciativa individual de Moloney, pero él y otro sacerdote, Stephen Pisano, rector de la facultad de Sagrada Escritura del Pontificio Instituto Bíblico de Roma (PIB) lo presentaron con Lord Archer, creyente declarado, en la capital italiana. Las mismas armas La Iglesia, de algún modo, avala el experimento. De este modo, entra en la pelea y el mercado con las mismas armas que sus adversarios, pero asegurándose del control y la idoneidad del producto. Como hizo el Opus Dei al intentar aprovechar a su favor la publicidad del libro de Brown, la Iglesia ha pensado que, de alguna manera, la moda de estas lecturas le abren un campo de acción y que es mejor estar en él. La idea es que el lector, al final, quizá acabe por tener interés en los evangelios de verdad y hasta puede que termine por leerlos. La justificación de Moloney a su presencia en el proyecto es exactamente esa, y así lo explicó tras subrayar que el libro «no traiciona la enseñanza de Jesucristo» ni tiene nada que ver con las novelas surgidas a rebufo del denominado evangelio de Judas , el manuscrito copto del siglo III hallado en 1997 y puesto de moda otra vez por un reportaje de National Geographic. «Quería llegar al gran público, no sólo al círculo restringido que lee mis trabajos, ¿tenemos que permitir que el mensaje de Jesús sea trivializado, como en el libro de Brown, o ridiculizado, como en el de Richard Dawkins?». Moloney se refiere en este último caso al libro El espejismo de Dios , una refutación de la religión publicada el año pasado.

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