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Pelea de gallos en el Ayuntamiento

Un empleado municipal se atribuye la propiedad intelectual del gallo de San Isidoro, del siglo VII, y denuncia entre otros al Ayuntamiento por «plagiarle» la veleta

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M. Romero - león
León

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Menudo pollo con el gallo. No deja de dar el cante. Es el de San Isidoro, la colegiata. Resulta que un empleado municipal, titular del derecho de propiedad intelectual de la escultura de bronce que reproduce el gallo veleta de la colegiata, ha denunciado a cuatro talleres de artesanía, uno de ellos dependiente del propio Ayuntamiento, por plagiar, distribuir y comercializar presuntamente la escultura creada por él hace tres años y medio, meses después de que la reliquia, se cree que del siglo VII, fuese descubierta en la torre de la basílica. La denuncia pretende seguir la vía penal. Pero plantea un gran desconcierto, sobre todo porque uno de los denunciados es el Centro Municipal de Artes y Oficios, adscrito al Ayuntamiento de León, y que ha elaborado sus propias réplicas del gallo para fines institucionales. Se le acusa igualmente de un presunto delito contra la propiedad intelectual recogido en el artículo 270 del Código Penal, que contempla una pena de entre seis meses y dos años de prisión y multas de 12 a 24 meses. Entre los denunciados también está una reputada casa de trofeos de la capital, un particular y una sociedad de artesanos. La denuncia está siendo investigada en el Juzgado de Instrucción número 4 de León, que ya ha citado como imputados a los denunciados para el próximo mes de julio. Los otros son más baratos Uno de los aspectos que más parece interesar al denunciante es el precio al que el resto de talleres vende las réplicas del centenario gallo, muy inferior al de la pieza registrada. La suya oscila entre los 180 euros y los 750, dependiendo del tamaño y de otras características. Se preocupó de adquirir uno de los gallos que según él son plagio, por el que pagó 40 euros, para presentar la factura como prueba judicial. Eso fue en abril del año pasado. También ha dedicado tiempo a averiguar quiénes han sido los compradores de las piezas. No en vano, le pide al juez que ordene retirar los gallos que adornan nueve establecimientos de la capital y que no han sido elaborados por él. Cita dos cafeterías, una taberna, una cervecería, una fonda, un hotel, una tienda de pinturas y dos tiendas de souvenirs situadas cerca de la colegiata. Además se pide al instructor que autorice la entrada de las fuerzas del orden en el domicilio de los denunciados para intervenirles y comisarles las piezas supuestamente imitadas. Un gallo, un problema. Menos mal que no ponen huevos.

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