Diario de León

EL AULLIDO

¿Aquí las batallas políticas son sólo internas?

Publicado por
LUIS ARTIGUE
León

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«SON EL AMOR y el desprecio que en nuestra alma combaten» escribió Eugenio de Nora. Y es que, de la campaña electoral ya pasada en León y de sus resultados, se extrae a vuelapluma una lectura: ha sido una confrontación emocionante, limpia, ejemplar, sin salidas de tono verbales y casi sin golpes bajos. Y es que curiosamente los únicos golpes bajos que ha habido en la ciudad son los que le ha propinado a Mario Amilivia su propio partido. Así las cosas a veces parece que las batallas políticas en León son principalmente internas: luchan Isabel Carrasco contra Mario Amilivia en la ciudad como Caín y Abel en versión feminista; lucha encarnizadamente José María Rodríguez de Francisco contra sus antiguos aliados como en un poema épico cutre; lucha con miopía de futuro la dirección provincial del PSOE contra Miguel Hidalgo en Villaquilambre como en una familia carnívora para acabar pagándolo bien caro con la derrota total en Diputación, y por ahí todo seguido. ¿El enemigo está enfrente o al lado? ¡Vaya usted a saber! Los resultados electorales se explican en parte gracias a esas mismas contiendas cainitas: en la ciudad de León ha perdido el PP por el efecto Zapatero, sí, pero sobretodo por su propia desintegración. Y ha perdido la UPL, aunque no lo parezca, por esa misma escisión que les ha partido en dos añicos y no los ha dejado hundidos de milagro, aunque sí tocados. Y ha ganado el PSOE, dejando a un lado la sombra alargada de Zapatero, más por su cohesión interna -bien vehiculada por su candidato- que por su breve gestión. En la Diputación Provincial ha perdido el PSOE por sus luchas internas en Villaquilambre y su descalabro total en Ponferrada, y ha perdido UPL igualmente por su división interna. El PP ha ganado así sin tener que hacer nada pues casi se lo han dado todo hecho y lo único que les queda por hacer ahora es chuparse los dedos con decoro. Como se ve la política leonesa, como los culebrones televisivos, está llena de peleas fratricidas. No es extraño que la abstención campe a sus anchas y la política genere cada vez más pasotismo y resignación que entusiasmo entre los jóvenes leoneses. Pero si hay una conclusión que sacar de esta campaña electoral y de sus resultados es que, en León, el electorado premia la unión en torno a un candidato, un proyecto y un objetivo, y castiga la división. Las luchas de poder y la falta de cohesión interna, que se detectan en mayor o menor medida en todos los partidos leoneses, nos debilita como pueblo y nos hace perder entidad política y peso específico a nivel autonómico y nacional pero, principalmente, dice muy poco de nosotros como sociedad si es cierto eso de que tenemos los políticos que nos merecemos. En este sentido escribió María Zambrano, una de las autoras más brillantes que ha dado España en lo que se refiere a la filosofía política, que «los partidos políticos tienen la misión de dotar de dignidad y disciplina a la ideología». Sí, dignidad y disciplina. Esas dos palabras han de ser clave en las formaciones políticas leonesas para que, con orgullo, nos sintamos verdaderamente representados... Digo yo.

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