Diario de León

CORNADA DE LOBO

La becerra de oro

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ESA nenanenitanena que parece la talla ideal (ideal de la supermuerte) para mascarón de proa del yate de un jeque podrido (o del suyo propio) anda todo el día en noticias o en escaparates. Es el resumen de la gachí cuasiperfecta de este tiempo pluscuam...imperfecto. Es la divina garza en la pajarera endiosada del zoo humano... es muñequita y muñecona, bibelot de lujo, adorno erótico de la pasta en prosa prosaica, deliciosa vaciedad, mohín de princesita con braguita por bandera, monegasca en sus posturas, maharaní entre diamantes como piedránganos... solterita bien sueltita, forradita con morrito, arregladita como la que más... y repugnantina como todas las estrellas y pájaras que anidan en las altísimas ramas doradas del árbol del bien y del mal que esta vida, este mundo, o sea, el espectáculo. Ha acertado usted; de Paris Hilton va este retrato. Pobrecita. Arrestada. Ahí la tienes. Báilala. No la quites el mandil... el maldil que jamás se puso en su golfa y regalada vida. Y se angustia la pobrecita en el arresto. ¿Qué hace una diosa del Olimpo del orgasmo financiero rebajada al suelo de los mortales?... Gran crimen. Que me saquen de aquí, que me derrumbo, vino a decir... recordando aquel chiste de un mariquita al que habían condenado a la cámara de gas y, al iniciarse la ejecución, se levanta golpeando desesperadamente los cristales de la cámara; pensando el jurado y los testigos de la ceremonia mortal que pretende seguramente el reo hacer una última y reveleadora confesión, ordena el alcaide detener el tufo y abrir la puerta del cubículo; sale el reo y al instarle sobre qué tiene que declarar, exclama «¡coño, que me asfixio!»... Así la Paris, así la Hilton... se asfixia. Uy, penapenitapena... que la saquen. Y otro juez, que la metan. Y en este metesaca andó la cosa. Si por conducir borracha mereció esta corza en zapatitos de cristal un mes de trena, somos al menos una docena los que pensamos que se tiene bien ganados unos años de reclusión o internamiento sanitario por otros cargos manifiestos y recalcitrantes: terrorismo cosmético, inutilidad palmaria para el provecho común, exaltación de la vagancia señorita... y por constituirse en objeto de adoración como la Becerra de Oro a la que veneran todas las tontitas superpijas de estas patrias del querer y no poder.

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