Diario de León

CORNADA DE LOBO

L'état c'est moi

Creado:

Actualizado:

LLEGANDO el Tour hay que afrancesarse del todo. Y llegando Sarkozy con un estornudo, Europa corre riesgo de constiparse. La France, olalá, siempre es espejo de algo desde su enciclopedismo y Revolución. También España se mira en él, pero de reojo disimulado y entre dientes, como buen vecino. El Tour y Sarkozy también enseñan algo. Las cámaras de la ronda ciclista no sólo enchufan al pedaleo o al escapado, sino que nos permiten contemplar los derredores de la carrera, fisgar esos decorados naturales y urbanos que a mí me parecen fascinantes por lo que bien cuidado que parece todo, las carreteronas, las carreterucas, los arcenes pulcramente afeitados, los urbanismos racionales, la armonía arquitectónica de casi todos los pueblos que cruza el Tour, la impecable ordenación del territorio, los bosques apabullantes, los castillazos que tumban o toda esa monumentalidad mimada. Lo que se contempla invita, cómo no, a las comparaciones odiosas y a recordar lo que vemos en nuestra vuelta ciclista cuando se sobrevuela la España árida, los urbanismos costeros, los desbarajustes alpinos o el indecente y caótico barullo de solares, tendejones y desguaces que adornan la periferia de tantas poblaciones. Creo que debería obligarse a todos los concejales a que gasten algo de la sobremesa en colar el ojo por estas retranmisiones de fin de etapa; que tomen nota, que aprendan algunas lecciones, especialmente en lo que se refiere a ordenación del territorio y mantenimiento de la guapura (¿y qué vamos a hacer aquí, si lo nuestro ya es feúra?, me dice uno). En cuanto a lo que enseña Sarkozy, sin embargo, la mitad de los políticos españoles ya están tomando nota. El presidente francés, borracho de éxito y sondeos, piensa darle un revoco a su república quinta, quiere modificar leyes y esquinas constitucionales, se caga en el poder omnímodo de las minorías, pretende recortar federalismos que desguazan el estado, se duele de los partidos, convoca al efecto a una tropa de asesores entre los que también hay socialistas, se viste de redentor, ambiciona más poder (quiere derogar la limitación de dos mantados) y desentierra a De Gaulle... viniendo a decir, como el rey Luis XIV, «l'état c'est moi», el estado soy yo... y el que venga detrás, que me lleve la cola del manto. Por eso quieren copiar a Sarkozy.

tracking