«El tu pueblín yera asina»

No hace mucho tiempo que Velilla de la Reina vivía de la agricultura y la ganadería. No hace mucho tiempo que sus vecinos compraban sus cacharros de barro en los pueblos cercanos, que el carpintero hacía con mimo los carros y los muebles y que las mujeres, a falta de recursos económicos y de grandes centros comerciales, elaboraban ellas mismas los cestos, los escriños, la ropa llena de abalorios para los días de gala o los cojines para hacer más cómodas sus veladas en la cocina. Velilla de la Reina intenta cada año, a través de su feria de artesanía, evitar que estos oficios y que estas costumbres, que los vecinos han heredado de padres a hijos, caigan en el olvido. Así, las cerca de dos mil personas que ayer se acercaron al atrio de la iglesia también aprendieron cómo se hacían los cuencos de barro, cómo funciona un telar o cómo se mezclan las cañas de centeno para hacer los cestos. Entre las demostraciones de este año, la representación de la trilla con vacas, que junto con el alfarero acapararon la atención de los visitantes. La Asociación Toros y Guirrios de Velilla de la Reina es la encargada de reunir cada año a los pocos artesanos que quedan en el Alto Órbigo. «La vida n'el tu pueblín yera asina», rezaba el cartel a la entrada de la feria. A pesar de la lengua en la que se diga, ése es el objetivo de la feria de artesanía, recordar a todo el que se acerque a la muestra cómo era la vida de los pueblos hace apenas unas décadas. Los vecinos de Velilla de la Reina son las enseñas de la cultura tradicional, de los oficios y de la cultura y están abiertos y dispuestos a enseñar y a mostrar a todo el que se acerque su sabiduría y experiencia de años.