Piedras con memoria

Fueron otros días, oscuras noches de un pasado que se mantienen en el recuerdo permanente de la montaña. Rodiezmo así lo presenta, a través de un conjunto escultórico que se erigió el pasado mes de abril y que levanta acta de las salvajadas cometidas en la negra historia de España. La obra, idea original del pintor Miguel Zapata, y transformada por él mismo y la escultora Nuria Ibañez, se refresca desde el pasado mes de abril atravesada por los aires de la cordillera más norte de la provincia y el hueco entre los monolitos de piedra, ofrece un mirada a luna, aquella que para todos es la misma. La Agrupación El Grajero, capataz de esta obra, tiene su origen en la primera osera común que decidieron proteger de los grajos. Mario Osorio, el presidente de la cofradía que forma esta asociación era un niño de seis años entonces y hoy, un amigo del pasado que palpó muchas piedras antes de decidir las que se espetarían. «Las memorias sin proyectos de futuro es pura nostalgia», asegura Osorio, mientras enumera pueblos como Vegamián, Lillo, Villamanín, Isoba, o Boñar y se detiene en cada uno para honrarlo con su mejor memoria. El próximo día 23 de octubre es una fecha especialmente simbólica para los amigos de El Grajero ya que el norte republicano acabó sus días. Así, a Osorio y a su equipo les parece la fecha perfecta para desarrollar el acto inaugural del monumento. Los cuatro gobiernos autonómicos que mandan ahora sobre lo que confinó el frente norte, Asturias, Cantabría, País Vasco y Castilla y León serán invitados. El acto simple, como lo describe Osorio, levantará por estas tierras la «dignidad republicana» ante un bello conjunto escultórico que baila sobre las casas de Rodiezmo. Un nuevo museo, que se puede visitar ya en la provincia y que no pasará inadvertido en la próxima fiesta minera astur-leonesa que cada año se organiza en esta localidad y que cuenta siempre con la presencia del ahora presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero. Ese día, en Rodiezmo y ante el reciente museo, algunos confirmarán que la «escabechina» existió, otros culparán a un pasado negro de la necedad del ser humano, otros susurrarán para sus adentros cómo algo tan plantado puede estar tan lejos en la memoria y tan presente en el sentido; y a otros pocos el viento que soplará entre las columnas del nuevo decorado, traerá hasta su memoria calientes recuerdos de emociones olvidadas.