Contra el enchufismo

QUIENES hayan visto la película Buenas noches y buena suerte de George Clooney sobre la cruzada anticomunista del senador Joseph McCarthy en Estados Unidos, tal vez se sorprendieron al observar que la cadena de televisión CBS no consentía la relación de pareja entre dos de sus redactores, debiendo uno de ellos abandonar la emisora. Ésta es norma que sigue en vigor en algunos grandes medios de comunicación de EE.UU. para evitar la endogamia, el enchufismo y la contaminación afectiva de sus procesos internos de control de calidad. Hasta ahí llega su voluntad de defensa de los intereses de sus lectores, oyentes o televidentes. Nada que ver con lo que ocurre en la administración y en la sociedad gallegas. Ni siquiera hay noticia de que hayan oído el tañido lejano de esas campanas. En Galicia, por lo que se ve, reinan los principios contrarios, y el enchufismo, lejos de estar mal visto, es aceptado como parte del ejercicio normal de unas responsabilidades preferentemente públicas. Así se deduce de los cruces de acusaciones políticas, de las que ningún partido queda excluido. No creo que la cuestión tenga remedio a corto plazo, pero pienso que ya es hora de ir poniendo las bases para que el mal tenga remedio algún día. Tampoco sostengo que se empiece por la disposición estadounidense antes citada, porque sería poner el carro por delante de los bueyes. Pero no estaría de más establecer que nadie puede contratar c omo secretaria -ni en un puesto de su directa dependencia- a su esposo o a su mujer, y que tampoco se pueden intercambiar cromos entre consellerías contratando en una a un familiar del que encabeza otra. El poder político no es un botín de guerra sino una opción de servicio público. Alguien puede reír malévolamente al leer esto y atribuirme una ingenuidad excesiva. No importa. Son los cínicos de siempre que, convencidos de que nada va a cambiar, hacen lo posible para que no cambie. Pero esa realidad puede y debe cambiar, como cambió en otros sitios. Una conciencia clara de ello someterá a la vergüenza pública a los arbitrarios y aprovechados. Se trata de establecer normas t ransparentes y de denunciar los abusos. Poco a poco, pero sin parar. Buenas noches y buena suerte.