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Hace 15.000 años ya había robles y avellanos en la montaña leonesa

Determinadas formaciones arbóreas permanecieron resguardadas durante las fases glaciares del periodo Cuaternario y éstas lograron configurar extensos bosques

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Elena García-Rovés Fernández león
León

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El análisis palinológico de sedimentos cuaternarios, es decir, el estudio de polen, esporas, algas y otros microfósiles que se hallan en estos materiales, permite conocer la composición de los bosques en el pasado y su evolución a lo largo del tiempo en relación a los cambios climáticos que acontecieron. A su vez, a partir de este tipo de análisis se puede inferir el efecto de la acción del hombre sobre el paisaje. En este campo científico se centran los trabajos de investigación de la tesis doctoral titulada «Dinámica de la paleovegetación y cambios climáticos durante el Tardiglaciar y Holoceno en secuencias sedimentarias de la provincia de León», realizada por Elena García-Rovés Fernández y dirigida por los doctores Mª Amor Fombella Blanco y Emilio M. Puente García, del departamento de Biodiversidad y Gestión Ambiental de la Universidad de León. Para la realización de este trabajo se han sondeado turberas y depósitos de tipo lacustre ubicados en la vertiente meridional de la Cordillera Cantábrica. Estos ecosistemas permiten la deposición ordenada de capas de sedimento, donde entre otros microfósiles permanecen polen y esporas fosilizados, en buen estado de conservación debido a las condiciones anaerobias de estos medios. El trabajo de campo consiste en un laborioso proceso, mediante el uso de una sonda se extraen los testigos de sedimento, alcanzado en algunas ocasiones 8 m de profundidad. Las muestras obtenidas se someten a una serie de tratamientos químicos en el laboratorio, con el fin de separar el contenido orgánico, como polen, esporas y algas, del material inorgánico. Posteriormente se lleva a cabo la identificación de polen y esporas mediante el microscopio óptico y a partir de los datos obtenidos en estos recuentos, se elaboran los correspondientes diagramas polínicos, que representan las curvas de los diferentes tipos de polen en relación a la profundidad de las muestras. La interpretación de estos perfiles polínicos nos aporta información sobre el conjunto vegetal que conformaba el paisaje en un momento dado y su evolución. Para conocer la secuencia cronológica de los cambios observados, las muestras son datadas con C 14 en el laboratorio Beta Analytic de Florida. Los resultados obtenidos en este estudio, ponen de manifiesto la historia de los bosques de la montaña leonesa desde hace 18.000 años, además de establecer las fluctuaciones climáticas que han ido modificando la cubierta vegetal desde este período cronológico. En ese momento, tras las glaciaciones cuaternarias, el paisaje estaba configurado principalmente por comunidades de herbáceas estépicas y donde las formaciones arbóreas estaban constituidas por pinos y abedules, debido a unas condiciones climáticas frías y secas, que no permitían el desarrollo de otro tipo de vegetación. Esta climatología adversa que caracterizó el período Tardiglaciar (15.000 años), contrasta con el inicio del Holoceno, hace 10.000 años, intervalo en el que se registra una mejoría climática que favoreció la expansión arbórea, de modo que aumenta la diversidad forestal con el inicio de la difusión de robles, avellanos, hayas, fresnos y sauces. Los bosques se consolidan alrededor de 7.000 años y difieren en la especie arbórea dominante conforme a las características biogeográficas de cada localidad. Mientras que en unas zonas los abedulares representaban los bosques más extensos junto a los robledales, en otras dominaban los avellanos o los pinares. Estos bosques tanto de coníferas como de planocaducifolios estaban muy desarrollados en las áreas montañosas de nuestra provincia, ocupando una extensión mucho mayor que la que podemos observar en la actualidad. Hace 3.000 años Hace unos 3.000 años aproximadamente tienen lugar las primeras manifestaciones del hombre sobre el entorno natural. Estas actividades se evidencian en los perfiles polínicos por la reducción de la masa forestal y el desarrollo de matorrales y pastizales. Los procesos deforestadores no aparecen de modo sincrónico en los diagramas polínicos, observando un desfase en función de la orografía del territorio donde se ubican los depósitos; por tanto, en aquellas zonas de mejor accesibilidad para el hombre la deforestación acontece en una época más temprana que en aquellas de mayor altitud. Esta diacronía en la modificación del paisaje indica que su evolución no fue consecuencia de una respuesta a fluctuaciones climáticas, sino más bien a causa de la acción del hombre. La reducción forestal junto a la presencia de partículas de microcarbones en las muestras, señalan al fuego como el principal factor causante de la deforestación y el consecuente desarrollo de brezales. Por tanto durante los últimos 3.000 años es evidente el manejo por el hombre del medio natural, que dio lugar a la formación de matorrales y espacios abiertos para llevar a cabo actividades agrícolas y ganaderas. En esta etapa final del Holoceno, castaños y nogales, adquieren mayor relevancia, si bien ya se encontraban en el territorio en épocas pretéritas (hace 8.000 años), es probable que estas especies tuvieran una relación directa con el hombre que las utilizaría para su explotación. Asimismo se ha identificado polen de cereal y otros tipos polínicos asociados a la existencia de cultivos. Otros resultados de este trabajo revelan la importancia que determinadas formaciones arbóreas debieron tener en nuestra provincia, como es el caso de los pinares. En la actualidad la presencia de pinares naturales es muy escasa y se restringe prácticamente al de Puebla de Lillo. Estos análisis confirman el carácter autóctono de este pinar aportando la datación de C14 más antigua de alrededor de 8.310 años. Los perfiles polínicos muestran la importancia que estos bosques de coníferas tuvieron en este territorio no solo durante las primeras etapas tras las fases glaciares, sino a lo largo de todo el Holoceno hasta la deforestación antrópica.

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