¿Y las romanas?

VINIERON los romanos a León, pero ¿y las romanas?. Llegaron rudos paisanotes con latines, chapa y estopa, pero no romanillas y matronas. Ni siquiera era romano el grueso del pelotón, sino africanada mercenaria y libertos de la Europa romanizada. ¿Y las romanas? Ese fue el déficit de aquella colonización manu militari que inventó un León nuevo y enterró otro aviejado y muy cainita, fragmentado e irreconciliado, un León astur de bronca y espadazo mutuo que quedó técnicamente extinguido, gracias a lo cual tuvo esta tierra una nueva cultura por delante y un cordón umbilical que la uniría definitivamente a la civilización europea, a la ciudadanía romana, a sus leyes y, lo más importante, a su hablar del que es hija nuestra lengua y hasta nuestras particularidades autóctonas de latines y romanceados fósiles. Las conquistas siempre fueron varonas, machos en celo guerrero. No hay mujeres en el descubrimiento de América ni en las conquistas de Alejandro Magno ni en las invasiones árabes que cruzan el Estrecho ni en la brutal expansión del imperio mogol. Y desde este matiz se podrían explicar muchas cosas; la primera, esas caras de tantas criaturas que, después de una guerra, tanto se parecen a la jeta del invasor -mismo pelo, mismas trazas-, porque es mandato del guerrero el pillar botín de la rapiña y, después, contaminar con violaciones la raza del invadido. Acaban hoy las actividades que la asociación Promonumenta ha desarrollado para la búsqueda y conocimiento de nuestro pasado romano, objetivo que en ediciones anteriores aparejaba un teatrillo callejero de soldadesca con lata al pecho que ofende tanto por lo que tiene de exaltación bélica y reducción militarista, como de copia tontona de otros sitios, tardía y paleta. No estoy contra celebrar lo romano, pese al miope que así quiera verlo; al contrario, de ello somos hijos directos. Pero ¿a qué ese empeño en conmemorar la batalla, la guerra, disfrazarse de guerrero, manía obsesiva en la que también caen las fiestas medievales, napoleónicas, moras o cántabras?... ¿Por qué no celebran de la historia el día de la paz, la cultura, la vida civil, el avance ingeniero e ingenioso, los hechos que escribió el progreso y la concordia?... A un niño con tanta manía por la guerra y por disfrazarse de ella le mandan urgentemente al psicólogo.