Carta de los derechos de la familia
EN ESTE AÑO 2008 se ha celebrado en todas partes el 60 aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos promulgada por la Asamblea de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948. Las preguntas y las inquietudes que esta conmemoración han suscitado son bien conocidas por todos. Son muchos los que denuncian el incumplimiento de algunos derechos que han quedado solamente en los papeles impresos.
Pero no era ése el único aniversario que había que recordar este año. El 22 de octubre de 1983, la Santa Sede publicaba la Carta de los Derechos de la Familia. Por tanto, el documento acaba de cumplir sus «bodas de plata».
La idea de elaborar una Carta de los Derechos de la Familia surgió en el Sínodo de los obispos reunidos en Roma en 1980, para estudiar el tema «El papel de la familia cristiana en el mundo contemporáneo» El Papa Juan Pablo II aprobó y fomentó aquella iniciativa .
Esta Carta es una idea original en la forma, aunque no lo fuera en el contenido. De hecho, se ha hablado muchas veces de los derechos de las personas integradas en la familia, como la mujer o los niños. Pero ninguna organización había publicado un documento tan pensado y sistemático sobre los derechos de la familia. Por otra parte, en realidad muchos de los derechos allí recogidos ya habían encontrado expresión en otros documentos de la Iglesia o de diversas organizaciones internacionales.
La Carta tiene la finalidad de presentar públicamente una formulación, lo más completa y ordenada posible, de los derechos fundamentales inherentes a la familia.
Esos derechos, impresos en la conciencia de las personas, creyentes o no, derivan de la ley inscrita por el Creador en el corazón de todo ser humano. «La sociedad está llamada a defender esos derechos contra toda violación, a respetarlos y a promoverlos en la integridad de su contenido».
En esta víspera de la fiesta litúrgica de la Sagrada Familia, parece que se podrían sugerir algunas tareas concretas con relación a la Carta de los derechos de la familia:
-”En primer lugar, es necesario releer este texto individual y comunitariamente y reflexionar sobre los valores éticos que refleja.
-”En un segundo momento, sería oportuno presentarlo a nuestros conciudadanos como un servicio que la Iglesia ofrece a nuestra sociedad.
-”Además, hay que preguntarse qué falta todavía para que los derechos de la familia sean reconocidos y promovidos por las leyes y por los organismos de la Administración pública.
-”Finalmente, habría que observar con ojos críticos si estos derechos de la familia son respetados o despreciados por los Medios de comunicación.
La excelente introducción y los doce artículos que componen la Carta de los Derechos de la Familia no reflejan solamente la doctrina de la Iglesia sobre esta institución natural, sino que recogen los puntos más importantes de la reflexión humana sobre ella.