Diario de León
Publicado por
Pedro G. Trapiello
León

Creado:

Actualizado:

AFILANDO anzuelos. Marzo es víspera de cañas y sedal. Te llama el río. Te brinda el madrugón. Te aguarda la orilla escoñada de escollera. Revisa artilugios, parchea las botas, prepara la fiambrera... y echa orujo a la cantimplora, porque necesitarás ver doble, pero muy doble, para que no te dé un pasmo ante un río al que le han robado la mitad de su lecho y cuatro quintos de su soto, su pedrera, su sauceda, su bardal, su charquera, su aliseda, su presa, su capricho, su alma emboscada en claustros paleros. Engáñate y piensa que quedan truchas, que te esperan mañanas de tirón sorpresivo en el puntero para largar por el brazo abajo un calambrazo que llega a las tripas donde se hace culebrilla y te reconcilia con... el recuerdo.

¿Te acuerdas de Tivo que no llevaba al Porma cesta, sino cesto? ¿Y de los tres cauces que tenía el Órbigo o el Esla cuando cruzaban Cimanes, Benavides, Ardón o Villafer?... Hace unas semanas se presentó en la Estación de Matallana (llámala del tren hullero, de León o de la Feve) un libro de enjundia y dato, Dónde y cómo pescar en León, de Eduardo García Carmona. Es libro que enseña a callejear por las avenidas fluviales de esta tierra que tiene unos veinte mil kilómetros de agua que corre, de los que dicen son trucheros tres mil (menos lobos, menos truchas). Hay mucho periodismo de torrente y crónica de orilla en estas páginas. Se lo ha currado Carmona y son muchos los años de anotaciones que laten ahí. Eduardo me echa la culpa de iniciar un día estas escrituras suyas de pasión por la trucha, el río y el lance, pero es su sagacidad de buscador quien le dicta; y le dicta bien. Es libro de aprovechamiento. Consúltalo. El caso es que en la presentación estuvo Jaime González, político que tuvo que ver con la ordenación de la pesca en León y agriculturas o parcelaciones. Jaime echó allí un lamento como «de profundis» denunciando que el problema gordo es el estado de nuestros ríos, que los veremos ajusticiados, que los vamos a perder. Coñó, exclamé; eso decía yo cuando estaba de él de jerifalte y censuraba mi pesimismo por catastrofista y exagerado.

Insisto: en tres décadas, el crimen medioambiental más bestia, aceptado e irreparable de León ha sido el robo impune de nuestros (suyos) ríos.

tracking