Diario de León

CORNADA DE LOBO | PEDRO GARCÍA TRAPIELLO

Gripe de chivo

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LOS diablos tienen pezuñas, como los faunos, los cerdos y los cabrones; así se les pinta. Cosa del diablo y con dientes parece esta gripe de moda, pero la epidemia que anuncian comenzó siendo cosa del hombre, según cuentan ahora los expertos, pues un operario de una explotación porcina de Canadá contagió su gripe al puerco. El gorrino que incubó el virus cortesmente quiso devolver el favor a nuestra especie, pero con propina, con pólvora genética y con armas nuevas (¿la llamarán por eso «gripe nueva»?). En fin, tras ahijarlo un cerdo, este virus gruñe, tiene pezuñas... y diablea.

Trepidan y estornudan los telediarios desde entonces. Un miedo descalzo recorre las granjas. La herida aún no ha mostrado su brecha, pero ya está aquí una avalancha de vendas, noticias y mascarillas para todos. El pánico informativo se ha puesto albornoz y no piensa abandonar las redacciones. En Internet las toses corren que se las pelan, mientras los setecientos millones de la musulmanía mundial muestran una sonrisa algo sardónica; no ven al diablo tras la peste, sino al mismísimo Alá recentando un correctivo; y nos soplan a la oreja su orgullo de conciencia: «Eh, paisa... ¿ves cómo el Corán tenía razón?... jalufo, malo». Y se ríen. Les sobran razones; las suyas desde hace siglos y ahora una más.

Y aquí estamos nosotros comiéndonos los puños. El cerdo es nuestra seña y nuestro santo, el padrecito que conjuró el hambre, la identidad entre razas, la proteína en la mesa... y entre cristianos viejos, el único pasaporte en muchas épocas para cruzar el invierno, que es la estación donde más le gusta a la Muerte poner aduanas.

El cerdo es sagrado para una buena parte del Planeta. Las bodas de Oceanía se sellan con cerdos menudos. El chancho en América tiene peana. Y en China se crían a la vez doscientos millones de cerdos, que puestos a cagar hacen una montaña al día y una cordillera al año. Los gases de excrementos de vacas y cerdos tiene mucha importancia en el cambio climático, asegura ahora la ciencia. ¿Quieren decirnos que los pedos cuentan y también matan... y que el que no muera de gripe podrá hacerlo atufado?

Conclusión: se demonizará al cerdo objeto de iras y reparos. Pobre cerdo. No tardará mucho en convertirse en chivo, ¡y a expiar!... Adiós longanizas.

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