Beatriz y Eugenia de York se vuelcan con su padre
Las hijas del príncipe Andrés están preocupadas por su aislamiento, recluido en casa y sin actividad pública
Han sido varios los encontronazos que este año han protagonizado el rey Carlos III y su hermano, el príncipe Andrés, retirado de sus responsabilidades institucionales tras ser acusado por Viginia Giuffre de abuso sexual cuando ella era menor de edad. El monarca le ha instado a abandonar su actual residencia, Royal Lodge, ubicada en Windsor, y le ha retirado la asignación. Dos gestos que no hacen más que evidenciar la distancia entre hermanos. Preocupadas por su estado anímico, Beatriz y Eugenia de York están decididas a no dejar solo a su padre, que vive recluido en su residencia de 30 habitaciones.
Ha sido la revista Hello! la que ha dado la voz de alarma sobre el profundo aislamiento del príncipe Andrés. En este sentido, recoge que "la princesa Beatriz y la princesa Eugenia han estado turnándose para pasar los fines de semana con su padre, llevando a sus hijos para levantarle el ánimo". Y es que parece que "el duque de York se mantiene ocupado con el único apoyo de sus hijas, protectoras y leales". De hecho, en las últimas imágenes que han trascendido del exmarido de Sarah Ferguson se le puede ver enseñando a su nieta de tres años a montar en pony.
Patrimonio
El experto en la realeza británica Robert Harmand subraya que a Andrés no le queda más que sus parientes más directos y su castillo, al que se aferra y en el que vive casi recluido. "No tiene nada más, no tiene vida pública, no tiene ningún papel público. Está claro que está dedicado a esta casa y le gusta estar allí, así que puede hacer que funcione, lo intentará", valora Hardman. De hecho, logró reunir el dinero necesario para hacer frente a su carísimo mantenimiento cuando el monarca británico dejó de sufragar sus gastos.
La publicación describe que "el duque de York todavía juega al golf y a menudo se le ve a caballo en los terrenos del castillo de Windsor". Además, también cuenta con el apoyo de su exmujer, Sarah Ferguson, actualmente en tratamiento por un melanoma después de haber superado un cáncer de mama. "Cuando su exmujer Sarah, duquesa de York, está en casa, pasean a sus cinco Norfolk Terriers y dos de los Corgis de la difunta reina en las 39 hectáreas de tierra alrededor de Royal Lodge y en los jardines de Frogmore", detalla.
En todo caso, el príncipe Andrés también se preocupa por sus hijas y por su futuro. De hecho, esa es la razón por la que no quiere abandonar Royal Lodge. Tras el fallecimiento de su madre, el castillo es el único activo patrimonial al que tiene acceso el duque de York y quiere que sus hijas hereden ese derecho, según publicó The Times.