Diario de León

La colombofilia es una afición leonesa

- Una quincena de leoneses son colombófilos. Apasionados de las palomas mensajeras que mueven a sus aves desde los palomeras domésticos a circuitos de competición y comerciales por todo el mundo. Dos clubes, el Leonés y el San Francisco, aglutinan sus inquietudes y señas de identidad

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León

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Conocida es la pasión que el emperador leonés Alfonso VII, hijo de la reina Urraca, tenía por las palomas mensajeras. La afición pervive en las tierras del Viejo Reino trece siglos después. Una quincena de colombófilos mantienen el pabellón alto de estas palomas que en tiempos de guerra fueron un medio de comunicación casi infranqueable para los espías del bando enemigo.

Las palomas mensajeras perdieron este siglo el carácter de utilidad pública y de interés para la Defensa nacional que se había establecido por decreto en 1983. El Consejo de Ministros de 19 de febrero de 2010 decretó que la colombofilia quedaba restringida al ámbito deportivo.

Una cosa que sabe poca gente, dice Juan Carlos Gutiérrez Rodríguez, es que «la Real Federación Española de Colombofilia es muy anterior a la Federación Española de Fútbol». Fue creada el 7 de septiembre de 1894 en Málaga por don Pedro Vives y Vich. En Castilla y León existe actualmente una federación a la que están adscritos los dos clubes leoneses. Las palomas mensajeras son el producto de una selección de siglos. «Las palomas tienen una capacidad de innata de orientación y se han ido seleccionando con esa cualidad y un físico determinado para volar a distintas distancias», explica Gutiérrez.

Reconocen el lugar que es su casa y en función de esa orientación y la resistencia de su físico son aptas para determinadas distancias. El colombófilo se ocupa de cuidarlas, entrenarlas y potenciar esas habilidades. «Se empieza con vuelos cortos desde 10 minutos a una hora u hora y media alrededor del palomar. Cuando el colombófilo ve que tienen forma física se aumenta de 10 a 100 kilómetros durante ocho o diez sueltas», explica. De esta manera, las palomas memorizan el recorrido y ven cómo tienen que volver.  

A partir de este logro, la paloma está preparada para campeonatos deportivos que organizan los clubes y las federaciones. El último campeonato de Castilla y León se celebró el pasado fin de semana en Santa Marina del Rey.

Hay palomas rápidas o sprinter aptas para carreras de velocidad (hasta 250 kilómetros) o medio fondo (hasta 450 kilómetros) mientras que otras tienen características que les permiten hacer carreras de fondo (hasta 600-700 kilómetros) o gran fondo (más de 700 kilómetros).

«Las sprinter son más musculadas  y fuerte y vuelan más rápido, pero se agotan antes porque tienen menos resistencia», explica Juan Carlos Gutiérrez. Las que hacen carreras de fondo y gran fondo vuelan hasta Sevilla y Tarifa. «Estos vuelos suelen coincidir en periodos de calor y algunas se posan, pero las que ganan nunca se posan», apunta.

Una paloma que salió desde el Puerto de Santa María a León a las 7.30 de la mañana empleó unas 12 horas de vuelo sin parar. Otra que voló hasta Santander llegó a las 9.30 horas del día siguiente. Durante la noche se paró. Aún así fue más rápida la leonesa. La exactitud de los vuelos está grabada en los chip electrónicos que tienen las palomas en una pata asociado a una anilla que llevan en la otra pata que es como su DNI. Las asociaciones y los colombófilos disponen de relojes y de bases electrónicas que registran la entrada en el palomar. La velocidad-tiempo se establece con un programa informático.

«Las palomas vuelan de noche si se las entrena, pero no es lo habitual», señala el colombófilo leonés.

Juan Carlos Gutiérrez cumple 40 años de afición y 27 desde que empezó en el mundo de la competición. «Nunca tuvimos palomar en casa, pero desde pequeño me gustaban porque veía a un vecino. Pero mi padre me decía que me olvidara de las palomas. Cuando cumplí 16 años fui a la plaza del Mercado y compré a un pollero  mis primeras palomas», recuerda.

«Eran palomas normales, pero un día llegó a mi casa una que era diferente. Entendí que era una paloma mensajera y a través de un libro de Ferrán Andreu encontré la dirección de la Real Federación Colombófila Española. Les escribí y me pusieron en contacto con otras personas aficionadas», añade. Mientras estudiaba su carrera de ingeniero industrial, hizo un palomar y se sumergió desde entonces en el mundo de las subastas. Hay palomas por las que se pide hasta 1.400 euros en la página de www.pipa.be, empresa belga de referencia en este mundillo de la que es agente. Ahora tiene en proyecto construirse un nuevo palomar. 

Un palomar sostenible tiene entre 10 y 15 parejas reproductoras con unos seis pichones al año por pareja. Machos y hembras se juntan en marzo y se separan en julio. Suelen tener entre 60, 80 o 100 palomas de vuelo y entre todas ellas conseguir los mejores vuelos.

Además de las competiciones, hay exposiciones en las que se valora el físico modalidad en la que ha obtenido varias veces el primer premio de España (2108 en Hondarribia con un macho) o el segundo premio (2022 en Mallorca). También tiene un trofeo As Paloma de velocidad en Castilla y León en velocidad y un quinto  As Paloma en el nacional de fondo.

Pero sobre todo destaca los triunfos leoneses de la Copa de Su Majestad, que han ganado en dos ocasiones Vicente Tascón y José Fernando Costa Silva. Los hermanos Barrallo han ganado el campeonato ibérico de 10 palomas designadas desde 700 kilómetros y Fernando González el primer premio internacional de Casablanca, con una paloma que empleó cinco días en el recorrido desde León hasta la ciudad africana. Además, León cuenta con un colombródomo privado en Palazuelo de Órbigo, propiedad de Guillermo Barrallo, para otra modalidad de competición. En definitiva, la colombofilia tiene la vida asegurada en León gracias a este puñado de aficionados que miman a las palomas y las entrenan para que hagan su mejor vuelo.

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