Diario de León
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ana gaitero

LEÓN

«Total, por un día...». La cuestión es cuántas veces se pronuncia esta frase ante las tentaciones culinarias que aderezan la intensa y apretada vida social de las fiestas navideñas. El resultado de los sucesivos «por-un-día-no-pasa-nada» se traduce en los kilos de más que se acumulan principalmente en el abdomen, y en las caderas.

Los pesares de la Navidad llegan después de Reyes. «El 7 de enero comienza la obsesión por perder peso y en el 99% de los casos se buscan atajos por las prisas de adelgazar y se cae en errores como dejar de comer, usar laxantes y diuréticos que que lo único que hacen en deshidratar el cuerpo», apunta la nutricionista Elena P. Rueda.

Otro camino equivocado es optar por «dietas drásticas, monótonas y desequilabradas». En este caso, apunta, «se produceuna importante pérdida en la primera semana, pero debido a la pérdida de agua porque en realidad no son útiles». Las dietas drásticas son peligrosas porque pueden estimular la epigenética: «Nuestros ancestros son monos ahorradores y una dieta drástica estimula esos genes de ahorro», apunta.

La experta es partidaria de seguir una dieta muy diferente y aparentemente chocante. «Hay que hacer dieta legalizando los alimentos». Una propuesta frente a las pautas dietéticas pasadas en la que «muchos alimentos no se pueden comer: son ilegales», apostilla.

La primera reflexión que tiene que hacerse una persona ante un exceso de peso es «cuánto le sobra en peso y en centímetros» porque «adelgazar es perder la grasa que nos sobra» y para ello hay que identificar los «fallos reales» que han llevado a ese aumento de peso: exceso de cenas, más alcohol...

El primer consejo de la nutricionista leonesa es «elaborar comidas variadas y menús familiares» porque «el alimento además de calorías aporta otras sustancias vitales». En este sentido, hace hincapié en que «es muy importante no eliminar alimentos que aportan vitaminas del grupo B y magnesio, consumir fibra suficiente y mantener las grasas esenciales, así como frutas y verduras que proporcionan antioxidantes y fitoprotectores».

Una alimentación «rica y variada» tiene que lograr además «no aburrirnos y encontrar un equilibrio en los precios». Si en una dieta alimenticia «hay de todo, no tendremos hambre psicológica», apostilla Elena P. Rueda.

Los cereales integrales aportan calorías, además de vitaminas B, magnesio y fibra. «La digestión es más lenta y se tiene menos hambre», explica. Es muy aconsejable, agrega, «mezclar las legumbres con verduras y si se hace un cocido, adaptarlo a la vida que llevamos», más sedentaria y no requiere los esfuerzos físicos de antaño.

Hay que tener en cuenta, recuerda, que «mantener la temperatura corporal de 37º C durante el invierno requiere estar bien alimentados». Para esto son ideales los caldos y las sopas vegetales. Consumir carne roja con moderación y otras viandas como pollo, conejo y lomo de cerdo también es «legal», precisa. Una o dos veces por semana hay que incluir el pescado azul en la dieta y no olvidarse de los valores nutritivos de las yemas del huevo. «Comer saludable es más que pollo a la plancha», concluye la nutricionista.

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