Diario de León

Frío para curar a prematuros

Cinco recién nacidos en León se han sometido ya a la terapia con hipotermia moderada sostenida para reducir las secuelas neurológicas provocadas por la falta de oxígeno durante el parto.

La pediatra de Neonatología muestra el funcionamiento de la manta de frío para el tratamiento de los bebés con encefalopatía hipóxico-isquémica.

La pediatra de Neonatología muestra el funcionamiento de la manta de frío para el tratamiento de los bebés con encefalopatía hipóxico-isquémica.

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CARMEN TAPIA | LEÓN
León

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La terapia con frío logra que uno de cada seis recién nacidos reduzcan los efectos de la parálisis cerebral provocada por la falta de oxígeno durante el parto. La Hipotermia Moderada Sostenida para el tratamiento de la encefalopatía hipóxico-isquémica perinatal mejora los efectos neurológicos en uno de cada seis casos tratados con esta técnica. El Hospital de León ha utilizado este método en seis recién nacidos prematuros con síntomas neurológicos por falta de oxígeno durante el parto. La técnica consiste en el enfriamiento de cuerpo y cabeza hasta bajar tres o cuatro grados la temperatura corporal del bebé prematuro hasta estabilizarla en los 33,5oC.

Hace apenas cinco años no había ninguna opción para tratar de evitar las lesiones cerebrales en los bebés que sufrían falta de oxígeno al nacer. «Esa falta de oxígeno puede afectar al cerebro. Algunos bebés desarrollan daño cerebral y tienen grados diferentes de daño neurológico», explica la pediatra del Hospital de León, Leticia Castañón, adjunta del servicio de Neonatología del Hospital de León.

Los pediatras detectan el daño neurológico en la exploración clínica del bebé que presenta trastornos respiratorios, no responde a los estímulos y suele padecer convulsiones.

«Estos bebés nacen en situación de asfixia, a veces en parada cardiorrespiratoria, con ausencia de latido cardíaco o bradicardia severa, y sin respiración ni movimientos espontáneos, precisando inmediatamente medidas de reanimación cardiopulmonar, como ventilación pulmonar, masaje cardíaco y administración de adrenalina», asegura Catañón.

La encefalopatía hipóxico-isquémica tiene una incidencia de 1 a 3 casos por cada mil recién nacidos vivos a término. Es la principal causa de muerte en el recién nacido a término, así como de daño cerebral y aparición de secuelas neurológicas de distinta gravedad. Esta dolencia es responsable del 20% de los casos de parálisis cerebral en la niñez, además de aumentar la carga asistencial, el gasto sanitario y el consumo de recursos.

Para la encefalopatía hipóxico-isquémica grave la mortalidad se sitúa alrededor del 50% y la probabilidad de aparición de secuelas neurológicas es superior al 90%. «No todos los recién nacidos que sufren una agresión hipóxico-isquémica durante el parto desarrollan un cuadro clínico de encefalopatía y aquellos que la desarrollan pueden tener una encefalopatía hipóxico-isquémica leve, moderada o grave».

Hasta hace pocos años no había ningún tratamiento específico para lo neonatos dirigido a prevenir o reducir el daño cerebral asociado a la asfixia perinatal, salvo cuidados de soporte, tratamiento de las complicaciones asociadas y el control de las convulsiones. «Afortunadamente, este panorama ha cambiado en la primera década del siglo XXI y en la actualidad se abre una puerta a la esperanza con la introducción cada vez más generalizada de la hipotermia moderada sostenida en las unidades de cuidados intensivos neonatales», explica Castañón.

El equipo

La unidad de Neonatología del Hospital de León adquirió el año pasado un equipo de hipotermia con el que se atienden a los neonatos que necesitan este tratamiento del área de salud de León y del Bierzo. Antes del año 2013 los recién nacidos con encefalopatía hipóxica-isquémica moderada o grave candidatos a tratamiento con hipotermia eran trasladados antes de las 6 horas de vida al Hospital de Burgos. «Estos neonatos permanecían desde el nacimiento con medidas de hipotermia pasiva hasta su llegada al hospital receptor», explica Castañón. El tratamiento de estos bebés hasta entonces consistía en mantener al bebé ligeramente enfriado, con una temperatura corporal de 34,5 -35oC mediante medidas físicas como apagar el calor de la incubadora o colocar bolsas de hielo o gel frío alrededor del bebé sin contacto directo con la piel.

Estos bebés nacen en situación de asfixia o con parada cardiorrespiratoria, con ausencia de latido cardíaco o bradicardia severa, y sin respiración no movimientos espontáneos, «por lo que precisan inmediatamente medidas de reanimación cardiopulmonar como es la ventilación pulmonar, masaje cardíaco y administración de adrenalina», asegura la pediatra.

Son candidatos al tratamiento con hipotermia moderada los neonatos con encefalopatía hipóxico-isquémica moderada y grave, «que son a los que clínicamente se observan algunas características como alteración del estado de vigilia con dificultad para despertar, retraso en el inicio de la respiración tras la reanimación, disminución acusada de la movilidad y presencia de convulsiones». El número de neonatos que necesitan ser tratados para prevenir un caso de muerte o discapacidad está en un rango de 6 a 8 pacientes. En ocasiones los daños cerebrales sons tan graves que la terapia no consigue salvar al bebé. La falta de oxígeno durante el parto está detrás del 20% de loc casos de parálisis cerebrales.

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