Diario de León

| Crónica | Proyecto solidario |

Llevar la esperanza al basurero

La asociación leonesa Cometas de Esperanza nace con el objetivo de formar a la población infantil y a as mujeres que trabajan en el basurero dominicano de Rafey

León

Creado:

Actualizado:

Al basurero de Rafey no llegaba ninguna de las numerosas oengés que trabajan en la República Dominicana. Allí viven familias, sobre todo niños y niñas y mujeres, de la miseria que extraen entre los desperdicios en una larga jornada de trabajo que comienza a las ocho de la mañana y finaliza al atardecer. «Cometas de esperanza», una asociación leonesa de reciente creación, ha decidido desplegar su labor sobre la población que vive en torno a este basurero y se ha fijado el objetivo de poner en marcha un dispensario y una escuela para que los 150 niños y niñas de tres a 15 años que dejan su infancia entre los detritus tengan una oportunidad de formación. Óscar Faes García es el impulsor de este colectivo después de cinco años de experiencia sobre el terreno. Cometas de esperanza busca en León el apoyo económico de particulares, pero también del empresariado que esté dispuesto a ayudar a la creación de la escuela y el centro de salud. La asociación, que preside Ana María García Blanco, ha alquilado un local para iniciar el proyecto en el que colaboran profesionales locales como el doctor Estévez que ha puesto en marcha una brigada de salud popular para atender a los niños y niñas «buzo». Sin embargo, la oenegé no puede ofrecer escuela a la población infantil sin tener asegurada su subsistencia, por lo que se proponen ofrecer diariamente un desayuno escolar. «Los niños y niñas no pueden dejar de trabajar para ir a la escuela, porque no tienen otra cosa», explica Óscar Faes. La asociación quiere impulsar una cooperativa de mujeres para que comercialicen productos que puedan elaborar artesanalmente. Y para ello «hay que enseñarles primero a hacer cosas». La oenegé tiene su ámbito de actuación en la República Dominicana y en Haití, este último el país más pobre de Latioamérica. Ambos comparten la misma isla y ambos tienen en común la extensión de la pobreza extrema entre la población infantil, la falta de medios sanitarios, enormes dificultades de acceso a una alimentación básica y un sistema educativo muy precario que sólo llega a quienes pueden pagar una escuela y prescindir de la mano de obra infantil para el sustento familiar. En Haití se suman a los problemas y a una de las peores situaciones de vida de la infancia -el 50% mueren al nacer- «la violencia que sacude el país» y la esclavitud en la que viven, según cálculos estimativos de Naciones Unidas, unos 300.000 niñas y niños. La explotación sexual de los menores es otra de las lacras que comparten los dos países de esta isla en la que en buena parte de sus playas -Punta Cana, La Romana, Sosúa, Puerto Plata...- el turismo occidental disfruta de sus playas sin conocer lo que ocurre. Cercanos a León «Cometas de Esperanza» reconoce que pese al alto número de oenegés que hay en la isla, los efectos reales sobre la población son muy escasos. Con su definición como asociación local radicada en León pretenden ser «más cercanos a la población y dedicar el cien por cien de los recursos recaudados al proyecto», sostiene la presidenta de Ana María García Blanco. El caso de Lisary Para arrancar con la escuela, para la que sólo disponen de 25 sillas, necesitan unos 5.000 euros. La asociación pone como ejemplo de su hacer en la República Dominicana la atención prestada a una niña de 13 años, Lisary, que padece numerosas enfermedades congénitas y cuyo estado de salud ha mejorado desde que le proporcionan alimentos y medicinas. «Nunca antes había recibido atención médica», precisan. Saben que no pueden curarla, pero sí mejorar su calidad de vida. Para contactar con «Cometas de esperanza». 636 62 31 02. Correo electrónico: cometasdeesperanza@hotmail. com

tracking