Diario de León

El 60% de los pacientes graves sufren patologías irreversibles para su salud

Las fibrosis pulmonares que se generan resultan muy difíciles de recuperar después

Publicado por
F. Apezteguía
León

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La infección por el virus no termina con el alta médica. Más del 60% de los pacientes graves, los que requieren hospitalización, sufren secuelas que afectan, en muchos casos de manera irreversible, a la función muscular, la respiratoria, el buen funcionamiento del cerebro y también a la salud mental.

La situación resulta especialmente complicada para los que acaban teniendo que ser atendidos en una UCI, que a falta de cifras definitivas -que se conocerán en los próximos meses- se estima que vienen a ser entre el 10% el 15% de los ingresados. La única opción de supervivencia, por tanto, para uno de cada diez enfermos graves -en realidad, alguno más- pasa por ser intubado y sometido a ventilación mecánica y otras medidas de soporte vital, que se prolongan por término medio entre doce días y dos semanas.

Las secuelas, en este caso, resultan mayores y muchas de ellas, dada el corto recorrido de la enfermedad, están todavía por conocerse. La ‘zona cero’ de la infección por coronavirus es el pulmón, según describe el internista valenciano Iván Moreno, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), que es el área del hospital que se ocupa del cuidado integral de los enfermos.

Después de 30 días ingresados», muchos pacientes, según detalla, se van a su casa con una inflamación pulmonar que deriva en fibrosis, o lo que es lo mismo, con tejido dañado que expone al paciente a mayor riesgo de neumonías. Son cicatrices que generan pérdida de función respiratoria, «muy difícil de recuperar. ¡Habrá que ver qué pasa con ellos en el futuro!».

La infección por Covid-19 multiplica además por cuatro el riesgo de padecer enfermedades cardiacas, porque genera inflamación en el corazón. La miocarditis, que así se llama, favorece a su vez la aparición de insuficiencia cardiaca. El virus, según se ha descubierto, penetra en las células a través de una proteína llamada ACE2, presente sobre todo en los pulmones, el corazón y los riñones, que son el tercer órgano noble cuya función puede verse condicionada por la infección. La infección por coronavirus favorece la aparición de grandes trombos que predisponen a los pacientes a un mayor riesgo de infartos y derrames cerebrales.

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