Diario de León

Cuando el arte resalta la belleza

Treinta artistas leoneses rinden a partir de hoy tributo a las icónicas Cuevas de Valporquero en el cincuenta aniversario de su apertura, un multitudinario encuentro artístico en el que el talento humano subraya la creatividad de la naturaleza..

La propuesta de Andrés Oslé. Debajo, las de Santocildes, Sebastián Román, Cuenllas, Amaya y Paredes, y foto histórica de Winocio. DL

La propuesta de Andrés Oslé. Debajo, las de Santocildes, Sebastián Román, Cuenllas, Amaya y Paredes, y foto histórica de Winocio. DL

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Treinta artistas rinden homenaje a partir de hoy a la belleza natural de las Cuevas de Valporquero en el cincuenta aniversario de su apertura al público. Desde los edificios de servicios, a la entrada de este conjunto natural, hasta el espectacular vestíbulo de la cueva han sido interpretados de muy diversas formas y desde una vibrante visión artística. Instalaciones de Land Art , esculturas, murales y composiciones realizadas a partir de materiales reciclados forman un colorido conjunto que muestra la realidad del movimiento artístico leonés mientras subrayan la belleza de este incomparable conjunto natural.

Hay dos piezas que son el punto de arranque de la muestra. La primera es una fotografía emblemática de principios del siglo pasado de Winocio Testera, fotógrafo que llegó a León en el año 1898. En esta obra se marca el límite de acceso desde el interior y el exterior de la cueva, un precioso contraluz en el que se aprecia toda la monumentalidad de la cueva tal y como estaba cuando servía de cobijo a los rebaños de cabras y ovejas de la zona. La otra pieza es un cuadro de Isidro Tascón sobre el paisaje que se divisa desde la cueva, pintado en 1992, y que en su día consiguió el primer premio de Pintura Joven de la Diputación. Una obra plena de emoción de un artista casi adolescente que vivió durante varios años en los edificios anejos a las cuevas.

Pero el soporte máximo de la exposición es la escultura. Así, el visitante encontrará, antes de atravesar el túnel que conduce al umbral de la cueva, una obra en piedra de Andie Schmidt, persona con un estrecho vínculo con la naturaleza, que representa a un águila vigilante como símbolo de la libertad.

Este gran pájaro convive con la que puede ser la pieza más trágica de la exposición. Un trabajo en piedra de una Castorina seria y radical que trata con tremendo realismo un tema tan actual como la llegada de refugiados y exiliados. La ha titulado Piedra naufragada .

Otra obra perteneciente a un artista veterano es la enorme cabeza en piedra realizada por Jonás Pérez que representa al hombre primitivo y tosco que viviría hace muchos siglos en los alrededores de estas cuevas.

Pero cuando el visitante atraviesa el oscuro túnel que le llevará al nuevo espacio se encuentra con una reinventada Arcadia que recuerda el mundo clásico, el renacimiento, un espacio donde el hombre y la naturaleza se fusionan. Allí se encuentran dos obras emblemáticas de Amancio González, una se titula Pastores y la otra representa la exuberancia de la primavera.

Justo al lado figuran los dos vigorosos machos cabríos de Cosme Paredes, que luchan eternamente en medio de un arbolado paisaje. Vienen después otras obras que van más allá del realismo, que podríamos denominar neo-pop, más cercanas a la realidad artística actual. Así, el enorme y pacífico tanque de Carlos Cuenllas cuyos proyectiles son dulces gominolas. O el fórmula 1 del mismo autor que recuerda el que condujera Fangio en la primera mitad del siglo pasado y en el que gente se sube para hacerse fotografías.

David del Bosque participa en este multitudinario homenaje con una instalación donde la piedra se conjuga con el verde entorno que la rodea. El post-minimalismo está representado por un trabajo estrictamente geométrico de Juan Manuel Villanueva, Estructura , realizada en acero. Otras piezas que se incluye en este capítulo-homenaje al pasado minero y siderúrgico de la montaña son la de Guillermo Basagoiti en referencia a los barcos fabricados con acero o las gárgolas de Uriarte basadas en la iconografía gótica.

Por otro lado, hay intervenciones que oscilan entre la escultura y el Land Art . Es el caso del Caleidoscopio de Marie Odile, una ventana que se abre hacia la naturaleza desde la propia naturaleza. El territorio constructivo se llena con la obra de Casas Paramio en la que el mármol y el acero dialogan en una vigorosa interpretación de los espacios abiertos y los espacios cerrados.

Diego Segura, un artista vinculado al movimiento de las comunas clásicas, hace una intervención leve y sutil, basada en el color sobre los troncos de varios árboles. Como contrapunto la escultura de Sebastián Román, obra muy crítica en la que se representa la tragedia de Chernóbil, con unos enormes rascacielos vacíos de vida creados a partir de materiales reciclados como es habitual en él.

Isacio de laFuente tiene varias obras, la más espectacular; un gran tendal de sábanas que quiere recordar a las mujeres que lavaban con sus tablas en las orillas de los ríos y que luego dejaban secar su ropa al aire.

Por su parte, Jandro Sáenz de Miera aporta una versión moderna y sorprendente de las estalagmitas de las cuevas mientras que José Antonio Santocildes deshace para volver a rehacerlos los troncos de varios árboles para ofrecer una original versión de la naturaleza.

Andrés Oslé no olvida su compromiso con la cerámica y pone sobre el terreno los restos de unas ánforas que nos hablan de tiempos remotos. Y Karlos Viuda participa con dos obras, la representación escultórica de una discusión con elementos cotidianos y sencillos y una composición llena de fuerza en la que muestra, a su manera, la arquitectura interior de las cuevas. Además, hay un recuerdo también para el escultor astorgano Marino Amaya, con una deliciosa maternidad.

Y la estructura de madera de Roberto Díez, el mural colosal de David (Da2), la intervención de Isabel Alonso, La luz última de Ramón Isidoro, el mural de Pinche, la delicada Casa de pescadores de Vegonha Rodríguez, la representación siempre sugerente de clásicas pinturas rupestres de Cristina Ibáñez...

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