Diario de León

¿qué fue del viejo san jorge?

La estatua perdida de Botines

El San Jorge original de la fachada, diseñado por Gaudí y obra de Matamala, lleva 60 años desaparecido Las crónicas de la época aseguran que la estatua se destruyó, mientras los expertos ignoran su paradero.

Detalle del San Jorge colocado en 1956, obra de Seoane. RAMIRO

Detalle del San Jorge colocado en 1956, obra de Seoane. RAMIRO

León

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Lleva más de 60 años desaparecido. Nadie conoce el paradero del San Jorge original de Botines, colocado sobre la puerta central del edificio el 15 de septiembre de 1893 y sustituido por una réplica en 1956. Historiadores, expertos en Gaudí y miembros del Museo Casa Botines ignoran el destino de la escultura diseñada por el propio Gaudí y realizada por Matamala Pinyol.

Según algunas tesis, el escultor la habría hecho sobre su cuerpo, vestido con una camiseta ceñida por un cinturón; y una vez conseguido el molde de yeso, trabajó el atuendo hasta darle aspecto de cota de malla. La escultura final era de piedra de Gerona. Para el dragón habría copiado uno de los reptiles utilizado como gárgola en la Sagrada Familia de Barcelona. La estatua original estaba muy dañada en los 50. Al dragón, que tenía aspecto de caimán, se le había desprendido la mandíbula, y el caballero estaba resquebrajado. El peligro de desplome era evidente.

UNA VIRGEN POR SAN JOSÉ

El arquitecto Luis Aparicio Guisasola, previa autorización del Ayuntamiento de León y de la Comisión Provincial de Monumentos, acuerda desmontar la escultura en marzo de 1953. Las crónicas de la época afirman que fue destruida. Algo que resulta insólito. En aquel momento surge un movimiento popular que reclamaba la sustitución de San Jorge por la Virgen del Camino. Incluso se propuso al escultor Víctor de los Ríos. Pero la iniciativa no prosperó. Ese mismo año le encargan un boceto en barro de un nuevo San Jorge al escultor gallego Andrés Seoane, que se hallaba trabajando con Menéndez Pidal en la reconstrucción de la Santina de Covadonga. El patronato del Monte de Piedad, propietario de Botines, no dio el visto bueno a la obra de Seoane, pero le gratifica con 1.500 pesetas, según cuenta ahora su hijo Andrés. Al final el vaciado de la escultura se lleva a cabo en el taller madrileño de Rafael García Morales. Y Seoane, tras realizar la pieza con ese molde, percibe unos honorarios de 18.375 pesetas. Según fuentes del Museo Botines, sería en el taller de García Morales donde la escultura original quedaría destruida por completo. La estatua guardaba un tesoro. Al desmontarla se encontró un tubo de plomo que preservaba en su interior los planos originales del edificio firmados por Gaudí, así como varios ejemplares del diario leonés El Campeón (de enero y febrero de 1892), con noticias sobre el solar en el que se erige el edificio y la lista de trabajadores que participan en la construcción del inmueble.

En 1997 tenía lugar un singular hallazgo. En el Archivo Histórico de Caja España aparecían 23 negativos intactos en el estuche de una vieja cámara fotográfica. Se trata de imágenes fechadas en 1953, en las que se aprecia el deterioro del San Jorge primitivo. Gaudí siempre tuvo claro desde los primeros bocetos (de diciembre de 1891) que colocaría un San Jorge en la casa de Botines. Una escultura que el arquitecto diseñó como un homenaje a todos los catalanes que trabajaron en Botines, así como a sus mecenas, el conde Güell —quien le había puesto en contacto con Fernández y Andrés, los leoneses que le encargaron el edificio— y el canónigo de la Catedral de León Cayetano Sentís y Grau, en cuya casa se hospedaba el arquitecto durante sus estancias en esta ciudad.

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