Diario de León

Reconocimiento

Gamoneda: profeta en su tierra

Antonio Gamoneda ocupa un lugar de honor en Oviedo. Una placa en la céntrica calle de Melquíades Álvarez fue inaugurada ayer en su casa natal. El también poeta José García Nieto, ya fallecido, fue recordado en el mismo acto.

Antonio Gamoneda con el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, en el momento de la inauguración. J. L. CEREIJIDO

Antonio Gamoneda con el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, en el momento de la inauguración. J. L. CEREIJIDO

Publicado por
Pacho Rodríguez / Efe

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En geografía poética, Antonio Gamoneda es el punto que une Asturias con León. Limita con tal armonía que es querido a ambos lados del Pajares. Como sus versos, el afecto a Gamoneda no encuentra barreras ni fronteras, porque si el éxito fuera poder ser de donde uno quisiera, incluso de dos sitios ya en plan sublime, el poeta puede. León y Oviedo lo sienten como suyo y no hay estridencia en el ejercicio del querer. Así que el toma y daca del cariño está servido y Oviedo da primero.

El nombre de Antonio Gamoneda ya figura en un lugar de honor en su ciudad de nacimiento, en su casa natal, en la céntrica calle de Melquíades Álvarez. Una placa lo atestigua en lo alto. Gamoneda posa y la observa y seguro que en su cabeza surge un relato.

Su nombre quedó así grabado, al igual que el de José García Nieto en su casa de vivencia, en dos actos simultáneos que sirvieron para homenajear a Gamoneda y recordar a García Nieto. Así, sus nombres cuentan desde ayer con sendas placas.

El Ayuntamiento de la capital asturiana organizó este tributo a ambos escritores con motivo del Día Mundial de la Poesía, al que asistió Gamoneda, lo que después de prodigarse poco en los últimos meses, supuso una doble satisfacción. También acudieron familiares de García Nieto, arropados por miembros de la Corporación municipal y por seguidores de sus obras.

Antonio Gamoneda junto a la réplica de la placa conmemorativa que figura desde ayer en Oviedo en su casa natal en la calle Melquíades Álvarez. J. L. CEREIJIDO

Antonio Gamoneda junto a la réplica de la placa conmemorativa que figura desde ayer en Oviedo en su casa natal en la calle Melquíades Álvarez. J. L. CEREIJIDO

Tras el descubrimiento de la placa, instalada en el número 25 de la citada vía, Gamoneda -nacido en Oviedo, en 1931, pero leonés de adopción- agradeció al consistorio ovetense tal «inteligente iniciativa» al coincidir el acto con la efeméride en torno a este género literario, algo que, a su juicio, debería celebrarse «todos los días del año». Galardonado en 2006 con el Premio Cervantes de literatura y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, Gamoneda ha recitado dos de sus poemas, uno de ellos una breve composición en lengua asturiana, bajo el título Enantes del día .

Gamoneda en bable

El poeta quiso recordar todas las colaboraciones que ha realizado con el tenor Joaquín Pixán, con quien ha compuesto varios poemas y canciones en bable. «Me ha consolado mucho», ha dicho al respecto.

El autor de Amé , Niñez o Cecilia y otros poemas también leyó otro poema inspirado en los cuadros de Johannes Vermeer y Peter Brueghel, que alude a una fiesta que «podría ser la de cualquier aldea asturiana».

Gamoneda, catalogado por los expertos como una de las voces más hondas y singulares del panorama literario español, alejado de modas y generaciones, es considerado uno de los poetas más próximos a José Angel Valente, según se recordó en el acto de ayer. Comenzó a escribir en su juventud, aunque sus primeros poemas aparecieron publicados en la década de los 60, es el caso del poemario escrito en 1947 Sublevación inmóvil (1960) o Blues castellano (1982) escrito a finales de los 60 y que no editó hasta los años 80 porque la censura lo prohibió. Crecido en León, adonde se trasladó a los tres años con su madre y de donde no se ha movido desde entonces, fue distinguido con el máximo galardón de las letras hispanas por la hondura y calidad de obras como Libro del frío , Arden las pérdidas o Libro de los venenos .

Si Antonio Gamoneda fue premio Cervantes en 2006, en el caso de José García Nieto el galardón le llegó diez años antes, en 1996.

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