Diario de León

‘El hombre y el lienzo’, teatro y arte en El Albéitar

Escrita y dirigida por Alberto Iglesias, la obra indaga en el proceso creativo

Javier Ruiz de Alegría, durante la representación de ‘El hombre y el lienzo’.

Javier Ruiz de Alegría, durante la representación de ‘El hombre y el lienzo’.

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Arte e interpretación. Pintura y actuación. Sea como fuere, combinados en El hombre y el lienzo , de Alberto Iglesias, actor y también autor, cobran el valor de la creación total. Hoy, a las 21.00 horas, con entradas a 8 euros, El Albéitar y el público que acuda serán testigos de este montaje en el que la intensidad se cuela como arma en la narración.

«Un artista que dibuja y habla. Un hombre que trata de descubrir quién es. Con sus pinceles, con sus palabras, nos atrapa en su mundo y nos invita a reflexionar sobre el arte y la vida», explica Iglesias, actor de largo recorrido en montajes del peso de De ratones y hombres , por ejemplo.

Como responsable de esta obra también añade que El hombre y el lienzo «comparte con nosotros sus fobias, sus miedos, sus fantasmas. Nos hace ver que arte y vida son, en ocasiones, células del mismo embrión creativo», afirma como responsable de la escritura y dirección de este montaje que interpreta Javier Ruiz de Alegría y produce Kendosan Producciones.

«En ocasiones, no muchas, los textos parecen desarrollarse al margen de la mano del autor. Partía de una idea: escribir sobre un artista que pinta un autorretrato. Y sabía que para poner en escena este texto necesitaba un actor que, además de poseer una curtida experiencia sobre las tablas, tuviera la habilidad del pintor, porque tenía que ser una combinación de teatro y pintura», añade en cuanto a los entresijos de la puesta en marcha del proyecto, y analizar, por supuesto, sus posibilidades.

«Quería investigar sobre el proceso creativo del artista, ahondar en sus miedos, sus dudas, sus deseos, sus obsesiones. Quería escucharlo y quería verlo trabajar», remata Alberto Iglesias.

Surge de pronto así la historia de un hombre –podría haber sido una mujer- que arrastra consigo una ausencia poderosa, una pérdida que le ha dejado una herencia llena de incógnitas. Este artista vive, desarrolla su arte, siendo una incógnita para sí mismo. Se busca a través de los trazos, de los colores, de las formas que imprime en el lienzo y, mientras indaga, a medida que el lienzo toma forma.

«Llevo pintando autorretratos toda mi vida, Le he respondido. Contundente. Con aplomo. Sincero. Una respuesta sincera. Un regalo para el crítico de arte. Y he continuado. Llevo toda la vida intentando autorretratarme. Para saber quién soy. Para poder mirarme cuando observe el lienzo. De verdad. Para poder mirarme de verdad», reflexiona.

Para poner en escena este texto, Iglesias optó por un actor que tuviera la habilidad del pintor: «No quería un actor que hiciera como que pintara, sino un actor que realmente fuera un artista plástico. Cada representación dará origen a una nueva obra pictórica, a un nuevo autorretrato, diferente cada vez. Tengo la gran suerte de contar con esa persona, con ese artista bicéfalo que domina ambas disciplinas», asevera sobre esta obra que entonces tendrá el valor de la creación constante.

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