Diario de León

Arte

Pallarés destapa sus nuevos tesoros

EL MUSEO DE LEÓN muestra, por primera vez, valiosos objetos procedentes de donaciones y excavaciones arqueológicas, en una exposición que da visibilidad a benefactores, trabajadores, restauradores y público, verdaderos protagonistas de la colección que ha reunido en sus 177 años.

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Un brazalete de oro macizo de 3.400 años de antigüedad y una lápida funeraria que apareció en las obras de peatonalización de la calle Legio VII son algunos de los tesoros que ha decidido exhibir por primera vez el Museo de León. La exposición Imágenes. Una biografía de museo saca a lal luz más de 200 objetos excepcionales, pero lo hace tratando de insuflarles ‘alma’. «Es una exposición dedicada a toda la gente del museo», dice su director, Luis Grau. Porque detrás de las piezas están los benefactores, como los herederos de Gaspar Prieto Criado, que encontró el citado torque en Lucillo en los años 40; «una joya digna del Museo Arqueológico Nacional o del Museo Británico», en opinión de Grau. Y es que el brazalete de la Edad del Bronce, que pesa 524 gramos, es único en la Península Ibérica.

También detrás de estos tesoros están los trabajadores del museo y los restauradores, quienes, tras limpiar lo que en principio parecía un sillar romano, extraído en la calzada, junto a la iglesia de San Marcelo, se toparon con que era una estela funeraria con una inscripción que aún están traduciendo.

Y, por último, la exposición está además dedicada al público, sin el que un museo carece de sentido. De hecho, incluye un vídeo con más de 300 fotografías de visitantes, abierto a nuevas incorporaciones. Los interesados pueden enviar las imágenes a museo.leon@jcyl.es.

La joya

La estrella de la exposición de Pallarés es un brazalete de oro de la Edad del Bronce

La muestra, ubicada hasta el 31 de marzo en las dos salas temporales de la primera planta de Pallarés, recorre los 177 años de un museo que lleva 152 abierto al público y cuya primera sede fue San Marcos; incluso, en León se llamaba Museo de San Marcos, aunque nunca tuvo tal nombre. Una vitrina reúne documentos de aquellos inicios, con las fichas de las piezas y el primer inventario, de 1898. Durante la Guerra Civil «parte de sus colecciones se emparedaron con ladrillo en los rincones del entonces tétrico claustro». La muestra incluye imágenes de los ‘otros museos’, en la calle Azorín, en Sierra- Pambley y de la villa romana de Navatejera. En 2007 los almacenes Pallarés, un edificio diseñado por el arquitecto de Manuel de Cárdenas en 1922, reabrían como Museo de León. Hoy aloja una de las mejores colecciones de epigrafía del país, sobre todo romana. Una colección que creció de forma excepcional en 2009 con la llegada de medio centenar de lápidas romanas, extraídas durante la restauración de un tramo de la muralla en la avenida de los Cubos. La exposición muestra imágenes de estas espléndidas estelas funerarias.

En dos vitrinas abigarradas hay desde una cruz procesional renacentista a una lanza de hierro, denarios, cotas de malla romanas o azulejos del monasterio de Carracedo, que reivindican la labor de los restauradores. La Guerra Civil tiene su espacio, en el que hay desde conservas a vestimenta, munición Mauser o pistolas, así como los objetos personales recuperados en la exhumación de la maestra fusilada en el cementerio de León en 1941 Genara Fernández, donados por sus familiares.

Cada año —estima Grau— Pallarés recibe de media seis donaciones, desde fotografías a documentos, objetos etnográficos o pinturas del siglo XVI, como la Adoración de los Magos, del Maestro de Astorga, depositada por Javier Salvadores; o una curiosa puerta de una casa de Calaveras de Arriba decorada con la pintura de un soldado napoleónico, depositada por la familia Pacho Fernández y descubierta y rescatada por Pedro Ángel Loma Fernández.

Aparte de las donaciones y préstamos, el principal flujo de piezas que recibe el museo procede de las excavaciones arqueológicas. Todos los objetos que aparecen en los yacimientos se depositan, por ley, en el Museo de León. Pallarés consigue cada año una media de quince ‘lotes’ (algunos con miles de piezas) procedentes de las prospecciones arqueológicas. El edificio atesora entre 35.000 y 40.000 objetos dignos de mención. Ahora, un puñado de ellos, que no están en la colección permanente, salen a la luz.

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